Decía de sí mismo: “antes tenía el deseo de ser sacerdote misionero. Pero durante mi preparación a la vida misionera, el Señor me hizo comprender que es preferible que yo me sacrifique por él, en vez de que él sea inmolado en mis manos”.

Luego de tres años de experiencia misionera en Congo, Faccin hace su profesión perpétua como hermano. Fue el primer mártir xaveriano en este país.

El Hermano Faccin nació en 1934 en Villaverla, cerca de Vicenza, Italia, tenía 16 años cuando entró con los xaverianos. Después del noviciado prestó sus servicios en Parma y en Desio y, en 1959 llegó al Congo. En cinco años trabajó como ecónomo, encargado de construcciones y en la pastoral juvenil, feliz de anunciar a Cristo. En una carta dirigida a sus papás decía:

 “Ni se imaginan la alegría que me inunda en este lugar donde puedo ayudar a aquellos que no conocen el don que el Señor nos ha dado al hacernos cristianos”.

Viendo la situación inestable que impedía a los misioneros visitar a los cristianos en sus aldeas, el 10 de enero de 1961, el hermano Faccin escribía otra vez a sus papás:

“Este desorden social nos duele en el corazón, puesto que hay mucho qué hacer y los cristianos se encuentran solos, dispersos en las diferentes aldeas de las montañas, sin ninguna asistencia religiosa, el rosario es su único consuelo”.

El padre Sartorio decía esto del hermano Faccin:

“Tenía el sentido del sacrificio en sus obras. Los sábados por la tarde se convertía en nuestro mecánico, todos tenían necesidad de él. Con él, estábamos tranquilos, pues sabía hacer de todo. Además, nunca decía que estaba cansado, no se cansaba de trabajar ni de animar a los coros, ni de rezar el rosario por los hermanos congoleses a quienes había dado todo: sudor y sangre”.

El 28 de noviembre de 1964, como a las 2 de la tarde, el coronel Abedi Masanga, junto con otros mulelistas, llegó a la misión de Baraka, el hermano Faccin salió a recibirlos y a tratar de dialogar con ellos, pero el coronel lo asesinó de tres balas en el pecho.