La comunidad de teología san Francisco Xavier inicia un nuevo ciclo escolar y plasma en su PCV 2016 – 2017 la firme decisión de tomar como constante la dimensión misionera. La vivencia del cuarto voto que para nosotros es el primero, éste será la guía de nuestra vida, caminar y compromiso en todo lo que entreteje nuestra vida cotidiana.
Como familia misionera lucharemos por mantener unidos en todas nuestras actividades los siguientes binomios:
Misión y misericordia
La misión nos urge a vivir y anunciar el evangelio de la misericordia y así caminar en comunión con toda la Iglesia en este año jubilar. De hecho, celebraremos el inicio del ciclo escolar con nuestra participación con todo el pueblo de Dios en uno de los lugares que ofrecen la oportunidad de la celebración de la misericordia de Dios.
Misión como dialogo
El dialogo en nuestra comunidad intercultural es una necesidad, tendremos como reto crecer en la espiritualidad del dialogo; además, de que el dialogo es un elemento esencial de la misión. La práctica del dialogo es un camino excelente para restaurar nuestra vivencia de la misión aquí y ahora (MV 23)
Misión y don total de sí
La respuesta vocacional de cristianos y consagrados implica una experiencia pascual sin cálculos. Ella nos compromete a hacer de nuestra vida un don, que realiza de modo vivencial nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos de cualquier pueblo, raza, cultura y condición.
Misión y contemplación
En la praxis de Jesús hay un dinamismo rotatorio: primero la oración y luego la entrega; en otros es la donación y luego la contemplación profunda en la noche, el silencio y el aislamiento en un lugar tranquilo. Hay que afirmar de hecho que la contemplación lleva a la perfección el encuentro, en el sentido que ésta no solo mira la realidad, sino que incluso logra habitar en ella (VI CDG, pág. 6).
El Xaveriano por experiencia y convicción necesita cultivar el hábito de permanecer a solas con Dios; cara a cara como lo hace un amigo con otro (Ex 33,11); es la condición insustituible para vivir con autenticidad la misión. A final de cuentas hay que convencerse que la misión es de Dios.