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P. Juan Juárez s.x.

Artesanos de fraternidad

Como todos los días, Beto salió muy temprano para ver si encontraba a alguien que lo ocupara como albañil. Mientras iba por el camino le llamaron la atención dos casas que aun cuando estaban separadas por un arroyo no veía ningún puente para cruzar de una orilla a la otra. Pensó que esa era su gran oportunidad.

 Al llegar a una de las casas, cuando el dueño supo que era albañil inmediatamente le pidió que hiciera un muro para no volver a ver a su vecino, pues, aunque era su hermano menor y por muchos años se la habían llevado bien, sin embargo, ahora lo consideraba su enemigo, pues una vez pasó a su lado y no le respondió el saludo.

El dueño le dijo a Beto que tenía que ir a la ciudad, pero que en el almacén encontraría todo lo necesario y le pagaría cuando volviera. Cuando regresó el hermano mayor, cual no fue su sorpresa al encontrar en vez de un muro, un puente que permitía cruzar el arroyo, pero lo que más le sorprendió ver a su hermano cruzarlo con los brazos abiertos y con una gran sonrisa, pues creía que todo estaba olvidado y volverían a ser buenos hermanos.

El pasado mes de febrero en su visita a los Emiratos Árabes Unidos, el papa Francisco y el Gran Imán de Al Azhar, firmaron el Documento de Fraternidad Humana con el cual se comprometían como expresa el mismo documento a hacer que los líderes religiosos y políticos se comprometan seriamente en la difusión de la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz, para poner fin a las guerras, a los conflictos, a la degradación del medio ambiente, a la decadencia cultural y moral que sufre actualmente el mundo.

Con este motivo se creó un Comité Superior que tiene como misión estudiar la aplicación de este documento. Una de las iniciativas que han surgido es pedir a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se establezca el Día o la Jornada de la Fraternidad Humana.

Quizás la iniciativa de crear el Día de la Fraternidad Humana, alguno pensará que no servirá de nada, son tantas las jornadas que se celebran durante el año para concientizarnos de uno u otro aspecto, que instituir una jornada más no hará que cambie la realidad.

Y es verdad. Porque para cambiar nuestro mundo y acabar con el sufrimiento de tantas personas, es necesario que nos comprometamos cada uno a ser artesanos de la fraternidad.

Y por supuesto no es necesario que tengamos que esperar a que la ONU promulgue la Jornada de la Fraternidad para vivir los valores que nos lleven a ver en el otro a un hermano, pues nuestra fe en el Dios de la vida, nos compromete ayudar a los demás como el Buen Samaritano que, viendo el sufrimiento del hombre tendido en medio del camino, no vio a un enemigo sino a un ser humano que necesitaba de su ayuda.

Nuestro mundo necesita de Betos, de Marías, de Joses, de Lupitas, que no caigan en la tentación de pensar que es imposible cambiar el mundo, sino que comienzan cambiando la vida de las personas que tienen al lado, conscientes que cada persona es importante como bien lo expresa el documento de la Fraternidad Humana, quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidad entera.