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P. Alberto Morales s.x.

El verdadero maná

Santa Gertrudis nació en Eisleven, Alemania, en el año 1256. A los cinco años fue llevada a un monasterio donde fue educada y se distinguió por sus habilidades intelectuales. Le gustaban mucho las ciencias naturales, la literatura, la filosofía y la música.

Era una monja como las demás, sin embargo, a los veinticinco años su vida dio un giro de 180 grados, tuvo una revelación mística en la que Jesús le dijo: Hasta ahora te has dedicado a comer polvo como los que no tienen fe. De allí has tratado de extraer miel y solo has encontrado espinas. Desde ahora dedícate a meditar en mis mensajes y ahí sí encontrarás el verdadero maná que te alimentará y te dará la fortaleza y la paz. A partir de ese momento Gertrudis se dedica de lleno al estudio de la Biblia y de los Padres de la Iglesia, entre ellos a san Agustín.

Además de sus responsabilidades como religiosa, Gertrudis también se dedicó a escribir sus experiencias místicas. En uno de sus escritos dice que un día vio que de la herida del costado de Cristo salía un rayo de luz y que llegaba hasta el corazón de ella, de ahí que sus biógrafos afirman que es la primera en propagar la devoción al Sagrado Corazón y también la primera en difundir la devoción a san José.

Escribió varios libros, pero los que más se difundieron después de su muerte son: Revelaciones de santa Gertrudis, Memorial de la abundancia de la divina suavidad y Ejercicios espirituales. Estos escritos fueron la fuente de inspiración de varios santos como santa Brígida, santa Catalina, santa Teresa, san Juan de la Cruz, todos ellos místicos que transformaron la vida monástica en toda la Iglesia católica.

Los historiadores no dudan en afirmar que los escritos de santa Gertrudis son, junto con las obras de santa Teresa y de santa Catalina, las obras más útiles que una mujer haya dado a la Iglesia para alimentar la piedad de aquellos y aquellas que desean dedicarse a la vida contemplativa.

Gertrudis murió el 17 de noviembre de 1302, pero su fiesta se celebra el 16 de noviembre. ¿Qué aprendemos de esta santa? Todos tenemos la misión de transmitir el Evangelio de Jesús a otras gentes, pero a veces no sabemos cómo. Gertrudis era una persona intelectual y en medio de sus ciencias Dios le descubre sus designios, por lo tanto, estamos invitados a poner nuestra inteligencia al servicio de la Palabra de Dios. Gracias a sus escritos mucha gente conoció al Creador y muchas vidas se transformaron, inspiró a muchos cristianos y muchos de ellos son grandes santos y santas que tenemos en nuestra Iglesia. Su misión fue grande y ella estuvo a la altura de lo que Dios le encomendó.

Que nada nos desanime, dejemos que Dios cumpla en nosotros sus designios, Él cuenta con nosotros para salvar a la humanidad.