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P. Solomón Bobson s.x.

Y tú, ¿qué harías?

Érase una vez, cuando todavía existían las torres Gemelas en Nueva York, un famoso equilibrista tendió una cuerda en lo más alto de estos impresionantes rascacielos con el fin de pasar caminando sobre ella.

 Antes de hacerlo dijo a la multitud expectante: Subiré y cruzaré sobre la cuerda, pero necesito que ustedes tengan confianza en que lo voy a lograr. Claro que sí, respondieron todos al mismo tiempo.

Subió por el elevador y ayudándose de una vara de equilibrio comenzó a atravesar de un edificio a otro sobre la cuerda floja. Habiendo logrado la hazaña, bajó y dijo a la multitud que le aplaudía emocionada: Ahora voy a pasar por segunda ocasión, pero sin la ayuda de la vara. Por tanto, más que antes, necesito su confianza en mí. El equilibrista subió nuevamente por el elevador y luego comenzó a cruzar lentamente de un edificio hacia el otro. La gente estaba muda de asombro y aplaudía.

Entonces el equilibrista bajó y en medio de las ovaciones, por tercera vez dijo: Ahora voy a pasar por última vez, pero empujaré una caretilla sobre la cuerda, necesito más que nunca, que confíen en mí. La multitud guardaba un tenso silencio. Nadie se atrevía a creer que esto fuera posible. Basta que una sola persona confíe en mí y lo haré, afirmó el equilibrista. Entonces uno de los que estaba atrás gritó: Sí, sí, yo creo en ti; ¡tú puedes! ¡Yo confío en ti! El equilibrista para certificar su confianza, lo retó: Si de veras confías en mí, vente conmigo y súbete a la carretilla.

¿Tú que habrías hecho si el equilibrista te hubiera invitado a subir a la carretilla?

¿Tú a quién le tienes más confianza?

¿Eres una persona de fiar?

¿Quién confía en ti?

¿El próximo año te gustaría vivir esta confianza que tienes de ti, de Dios y de los demás en el Seminario Xaveriano?

¿Qué harías tú?