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P. Alberto Morales s.x.

Ofrecer mil veces la vida por Él

De 1633 a 1637 los cristianos de Japón pasaron momentos muy turbulentos, pero la fe en Jesucristo y en su Iglesia era tan fuerte que muchos de ellos prefirieron derramar su sangre por Cristo que abandonar su fe.

 

Los cristianos eran guiados por grandes sacerdotes misioneros, pero hay que reconocer que los laicos también jugaron un rol muy importante para la evangelización de esas tierras. Entre esos heroicos laicos encontramos a san Lorenzo Ruiz, quien, junto con otros dieciséis compañeros, fueron martirizados a causa de su fe. Este grupo de mártires pertenecían a la Orden de santo Domingo, entre ellos había nueve sacerdotes, dos religiosos y cinco laicos.

Lorenzo nació en el año 1600 en Binondo, Filipinas. Sirvió como sacristán en la iglesia de su ciudad, formó una familia y más tarde se hizo miembro de la Cofraternidad del Santo Rosario promovido por los padres dominicos.

Debido a su fervor cristiano fue acusado falsamente de asesinato. Al huir de sus enemigos encontró refugio en un barco en el que iban tres sacerdotes dominicos que se dirigían a Japón. Al desembarcar en la ciudad de Okinawa fueron arrestados por pertenecer a la religión católica. Ahí mismo fueron torturados y martirizados un 29 de septiembre de 1637. El 18 de febrero de 1981 el papa Juan Pablo II beatificó a Lorenzo junto con sus compañeros, y el mismo Papa los canonizó el 18 de octubre de 1987.

El ejemplo de vida cristiana de san Lorenzo y sus compañeros ha servido para propagar la fe católica no solo en Filipinas y Japón, sino en el continente asiático. De esta manera manifestaron de modo admirable la universalidad de la fe en Jesucristo y con su incansable actividad misionera, esparcieron la semilla de la futura Iglesia en aquellas tierras con el ejemplo de su vida y de su muerte.

Durante la Misa de beatificación el Papa dijo: La fe vence al mundo. Esto es lo que realizó Lorenzo Ruiz quien ante los que lo juzgaron dijo: “Querría ofrecer mil veces la vida por Él. Nunca seré un apóstata. Si quieren, pueden matarme, estoy decidido a morir por Dios”.

San Lorenzo nos invita pues a ser fieles a Cristo y a su Iglesia y en este mes misionero 2019, que el papa Francisco lo ha llamado el Mes Misionero Extraordinario, debemos encontrar nuestro lugar en la misión. Que a nadie se le olvide que esto es responsabilidad de todos. Los laicos tienen un enorme potencial para anunciar a Cristo puesto que están en todas partes, se relacionan con mucha gente y en diferentes ámbitos. Si san Lorenzo Ruiz, en sus tiempos, evangelizaba a través del santo Rosario, ¡imaginemos a los laicos de ahora lo que pueden hacer con todos los medios que tienen a su alcance!

Que por intercesión de san Lorenzo y sus compañeros nadie se quede fuera de la misión de la Iglesia, que todos llevemos vida y amor al mundo y que Jesucristo sea por todos conocido y amado.