Skip to main content
P. Carlos Abraham Zamora s.x.

Vivir la misión en un mundo globalizado

Después de escuchar la llamada del papa Francisco a ser jóvenes misioneros, un joven universitario expresaba una pregunta frecuente de muchos jóvenes y de muchos bautizados en general. ¿Para qué hablar de la misión en un mundo que tiene muchas alternativas de felicidad y de realización para todos? Una vida virtuosa y sana es ya el mejor anuncio. ¿No basta con ser un joven íntegro y bueno para ser salvado?

 

Sin embargo, Jesús no solo invita a recibir el reino de Dios para la propia salvación, sino también a ser sus discípulos e ir a predicar el Evangelio a todas las naciones. El discípulo de Jesús es llamado a llevar esta buena nueva a todos. La Iglesia no se reconoce como un grupo selecto de personas salvadas que tiene como prioridad su propia salvación. Cristo resucitado envió su Espíritu vivificante llamándonos a ser sacramento universal de salvación (LG 48).

El anuncio misionero en el mundo de hoy es tan relevante y urgente como en sus inicios, el mensaje de Jesús llama a una nueva relación con Dios y a vivir una relación nueva hacia los demás. Amar a Dios y amar al prójimo son realidades indivisibles para quien busca vivir como ciudadano del reino de los cielos, la voz de Jesús y sus apóstoles es una voz que integra otras llamadas.

Llamada a la reconciliación

El compromiso por la paz y la justicia, en un mundo tan fragmentado por intereses raciales, económicos y hasta radicalismos religiosos. El mensaje del Evangelio nos convoca en el espíritu de las bienaventuranzas a promover acciones que contribuyan a la fraternidad, al respeto y a la dignidad de todos.

Llamada al diálogo

Se multiplican las tecnologías y los medios de comunicación entre las gentes, y sin embargo, permanece la necesidad de crecer en nuestra capacidad de escucha y de tolerancia, de acercamiento y reconocimiento de aquellos elementos que nos son comunes, dejando al margen aquello que nos divide. Urgen alternativas que venzan las segregaciones raciales, políticas o religiosas.

Llamada a vivir una espiritualidad

En una sociedad globalizada orientada al consumo y a valorar a la persona más por lo que tiene que por su propia dignidad humana, el misionero está invitado a vivir como ciudadano del reino. El espíritu de las bienaventuranzas nos presenta una visión de la existencia más allá de las satisfacciones inmediatas que la búsqueda de los propios intereses nos ofrecen. Ser contemplativos en la acción es una apremiante y dinámica característica para ofrecer la vida cotidiana en comunión al amor de Dios.

Llamada al servicio

En la mente de muchos las necesidades de cada uno, son problemas del individuo, y debe rascarse con sus propias uñas, se llega incluso al convencimiento de negar las responsabilidades sociales hacia las personas o comunidades. Los misioneros son personas que se reconocen bautizados y enviados, miembros de la Iglesia de Jesús en misión por el mundo. Probablemente no podrán resolver todos los problemas de la humanidad, pero hacen lo que les es posible sin pasar de largo…

Y tú… ¿Cómo piensas que se vive la misión hoy? ¿Qué puedes hacer para que sea por todos conocido y amado nuestro señor Jesucristo?