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P. Alberto Morales s.x.

San Antonio de Padua

Este santo es conocido popularmente como el santo de los matrimonios, de los que buscan novia o novio y que se le pone de cabeza hasta que cumpla con lo que se le pide.

Sin embargo, san Antonio de Padua es más que eso. Nació en Lisboa, Portugal, en 1195 y lo llamaron Fernando Martins. Desde los quince años formó parte de los Canónigos Regulares de San Agustín. Debido a que su familia no estuvo de acuerdo con su vocación, Antonio decidió renunciar a la herencia familiar. Hacia 1219, ya siendo sacerdote, entró en la Orden de San Francisco de Asís con la intención de ser misionero en Marruecos. Al poco tiempo de su llegada se enfermó de malaria y tuvo que salir del país para curarse en Portugal, pero una tempestad lo hizo naufragar y fue a dar a Sicilia, Italia. En junio de 1221 participó al Capítulo de su orden en Asís, donde tuvo la oportunidad de conocer a san Francisco de Asís.

Se le encomendó la misión de combatir las herejías de su tiempo y, gracias a sus conocimientos profundos del Antiguo y Nuevo Testamento, logró que muchos cristianos volvieran a la Iglesia católica. Su método para combatir la herejía consistió en llevar una vida ejemplar, en charlas con los no creyentes y en catequesis para fortalecer la fe de los cristianos. Sus superiores le pidieron que ejerciera este ministerio en el norte de Italia y en el sur de Francia. Más tarde, por petición del mismo san Francisco de Asís, se convirtió en maestro de teología en la orden franciscana.

Después de haber vivido en varios monasterios en Italia, finalmente fue destinado a Padua donde escribió y predicó sus más grandes sermones llenos de doctrina y citas bíblicas. En la Cuaresma de 1231 predicó hasta el agotamiento; sus invitaciones a la conversión lograron que muchos deudores que estaban presos se les perdonaran sus deudas y que fueran liberados. Poco después Antonio murió, era el 13 de junio de 1231. Su nombre fue asociado a la ciudad de Padua, por eso se le venera como san Antonio de Padua.

Murió a los treinta y seis años. Una vida corta toda dedicada a Dios, al estudio de la Biblia, a la defensa de la verdadera fe en Cristo. Fueron solo diez años de predicación-misión, pero suficientes para transformar la historia del cristianismo en Italia y Francia. Gracias a su vida de santidad, san Antonio hoy sigue ayudando a mucha gente, a través de sus milagros, a creer en Jesucristo.

Un año después de su muerte fue canonizado por el papa Gregorio IX. Su fiesta se celebra el 13 de junio. Un consejo de san Antonio para nosotros los misioneros: Si predicas a Jesús, Él ablanda los corazones duros; si lo invocas, endulzas las tentaciones amargas; si piensas en Él, te ilumina el corazón; si lo lees, te sacia la mente.