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P. Jesús Tinajera s.x.

La alegría de compartir la fe

Cumplan todo sin quejas ni discusiones; así no tendrán falla ni defecto y serán hijos de Dios sin reproche en medio de una raza descarriada y pervertida. Ustedes son luz en medio de ellos, como las estrellas en el universo, al presentarles la palabra de vida.

De ese modo me sentiré orgulloso de ustedes en el día de Cristo, porque mis esfuerzos y mis afanes no habrán sido inútiles. Y aunque deba dar mi vida por la fe de ustedes, que vale más que cualquier celebración y sacrificio, me siento feliz y me alegro con todos ustedes. Y también ustedes han de sentirse felices y alegrarse conmigo (Flp 2,14-18).

Para san Pablo, transmitir la fe en Jesucristo, es lo mejor que pudo hacer en toda su vida. La fe, lo convierte en un gran misionero y está completamente convencido que la fe ha de transmitirse a los demás, incluso dando la propia vida. Es mucha la alegría que se experimenta al hacer que otros crean en Jesús. Cuando la misión evangelizadora se realiza en situaciones complicadas y adversas, lo que hace mantener el gozo, es el trabajo en el silencio, la perseverancia y la paciencia. Todos estamos invitados a transmitir el don de la fe que hemos recibido gratuitamente.

Siendo transmisores de la fe recibida,nuestros ancestros se enorgullecen y se alegran

San Pablo dice: Presenten la Palabra de vida, para orgullo mío en el Día de Cristo, ya que no habré corrido ni me habré fatigado en vano. Esta propuesta de Pablo sigue siendo una constante invitación a todos los que hemos recibido la fe. La proclamación de la Palabra, favorece el nacimiento y el crecimiento de la fe en todos los que la escuchan. Quien ha recibido el don de la fe, comprende que su contenido, su riqueza y su grandeza, no son para guardarlos egoístamente, sino para compartirlos con los demás. En la medida que transmitimos nuestra fe, un gozo se va generando dentro de nosotros; una alegría indescriptible genera los deseos de seguir dando, incluso la propia vida, para que esta fe, se difunda más y más.

Transmitir la fe, equivale a los grandes sacrificios de libación que producen enorme gozo

San Pablo dice: Y aun cuando mi sangre fuera derramada como libación sobre el sacrificio y la ofrenda de su fe, me alegraría y felicitaría con ustedes. Nada extraño hay en esta frase dicha por alguien que vive para el anuncio del Evangelio.

La gloria que Dios recibía en el Antiguo Testamento con los sacrificios de libación, ahora la recibe por medio de los sacrificios de los apóstoles es decir los enviados, que anunciando la Palabra van engendrando la fe en Cristo Jesús. La vida de los misioneros en todo el mundo, es ejemplo claro de esta gran verdad, en ellos existe una gran alegría, ofreciéndose en sacrificio ellos mismos, para que otros tengan vida, por medio de la fe en Jesucristo, salvador de toda la humanidad.

Para reflexionar

¿He pensado en cuántas personas han dado su vida, para que yo tenga fe?

¿De qué manera estoy compartiendo con los demás la Palabra de vida, para generar, alimentar o hacer crecer la fe en ellos?