Skip to main content
P. Juan Juárez s.x.

Cadena de favores

En el año 2000, apareció una película que llevaba precisamente este título. En una de las escenas, el primer día de clases, el maestro de ciencias sociales escribe en el pizarrón la tarea que deberán hacer sus alumnos a lo largo del año: Piensa en una idea para cambiar el mundo y ponla en acción.

Los alumnos presentan diferentes propuestas, pero la idea de Trevor, un niño de once años, es la que más llama la atención: para cambiar el mundo, va a ayudar a tres personas en algo que sea realmente importante para ellas, que no lo puedan hacer por sí mismas, y estas personas tendrían que hacer lo mismo con otras tres y estas a su vez deberían hacer lo mismo. Así se formaría una cadena de favores.

Me parece que la idea que presenta Trevor, a simple vista parece fácil pero no lo es, ya que va en contra de nuestra manera de pensar cuando hacemos un favor, pues muchas veces lo hacemos esperando que la persona nos ayude cuando tengamos necesidad o que al menos nos agradezca lo que hemos hecho por ella. Y cuando no es así, incluso puede ser causa de conflicto sobre todo con aquellas personas que están obligadas a ayudarnos como puede ser un familiar, un amigo o un compañero de la escuela o del trabajo. Muchas veces dejamos de hacer el bien, porque algunas personas han sido ingratas con nosotros.

Pero nos podríamos preguntar: ¿a todas las personas que alguna vez me han ayudado, les he agradecido el bien que me han hecho? Y nos damos cuenta, que el bien que hacemos, aun cuando a quien hemos ayudado no nos lo devuelva, sin embargo, ese bien se nos regresa de otra persona que nos ha brindado su ayuda generosamente sin esperar recibir nada a cambio.

Con respecto a la tarea que el profesor encarga a sus alumnos, la segunda parte de la frase que dice ponla en acción, me llama la atención, pues, ¿quién de nosotros no se ha hecho algún propósito en la vida? ¿Quién de nosotros no ha intentado cambiar las cosas que no van bien en su vida? ¿Quién de nosotros no ha sugerido lo que se debería hacer para cambiar la situación de nuestro mundo? Pero desgraciadamente, la mayoría solo nos quedamos en ideas. Cuántas reuniones, cuántos documentos, cuántas promesas. Y ponerlo en práctica en la vida, ¿dónde queda?

Estamos en cuaresma, un tiempo que nos llama a la conversión, que no es otra cosa, sino una invitación a entrar en esta cadena de favores o cadena de gratuidad, en la cual ha participado de manera especial Jesús que pasó su vida haciendo el bien, sobre todo en el momento en que dio su vida por nosotros en la Cruz, para que pudiéramos ser libres y hacernos hijos de Dios.

Creo que el tiempo de cuaresma es un buen momento para que nos decidamos a entrar en esta cadena de favores, dando lo mejor de nosotros mismos como el buen samaritano que ayudó al hombre necesitado sin esperar recibir nada a cambio. Cuaresma es un buen tiempo para orar por aquellas personas que a lo largo de nuestra vida nos han brindado su apoyo. Cuaresma es un buen tiempo para agradecer a todas las personas que, sin grandes discursos, con su hospitalidad y cercanía están cambiando el mundo y han descubierto que hay más alegría en dar que en recibir.