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P. Guillermo Jiménez s.x.

Aquel grandísimo deber

La carta apostólica Maximum illud –como todo documento eclesiástico–, está formado por las primeras palabras empleadas en la obra, pero en sí mismo no tiene sentido porque le falta el objeto al cual se refiere, ya que estas dos palabras latinas significan aquella más grande, siendo illud un adjetivo demostrativo lejano (aquel, aquello, aquella) y maximum el superlativo de grande, aunque no queda reflejado en la traducción oficial del sitio del Vaticano, ya que pusieron simplemente grande, y no su superlativo. ¿A qué se refiere aquel grandísimo?

Se refiere a la palabra latina munus, que fue traducida por misión, lo cual es aceptable ya que es un derivado de moini que significa oficio, tarea, deber u obligación. Podemos entonces completar el título, en español, de esta manera: Aquella grandísima misión o Aquel grandísimo deber.

¿A qué se refiere esa grandísima obligación o deber? A lo expresado en el final del Evangelio de Marcos: Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a todas las naciones (Mc 16,15), y citado en el número uno de este documento. Así que es a estas palabras a lo que se refiere esta carta apostólica del papa Benedicto XV, razón por la cual el papa Francisco, para conmemorar el centenario de su publicación, invita a toda la Iglesia a hacer un mes extraordinario de las misiones.

¿De dónde le vino, al papa Benedicto XV, la inspiración para elaborar esta obra misionera? Es difícil comprobarlo, pero hay algo que nos interesa a los misioneros xaverianos y que quedó plasmado en la biografía que Manfredi escribió sobre nuestro santo fundador: Es tradición popular entre los xaverianos y entre otros, que monseñor Conforti haya propiciado esta carta apostólica. El autor no fundamenta estas palabras, se limita a proponer la lectura de dos páginas deI libro de Grazzi, y a la referencia de una homilía de Conforti a los seminaristas de Parma, de 1929, donde habla de sus urgentes y reiteradas solicitudes a Benedicto XV, palabras citadas en dos libros diferentes.

Hay un antecedente que podría fundamentar esta idea de la inspiración: en 1912, monseñor Conforti, a nombre de algunos superiores de institutos misioneros, escribió al papa Pío X pidiéndole un acto público que ilumine la importancia y la obligación de todos por la dilatación del Reino de Jesucristo y de inculcar a los fieles y al clero, especialmente a los reverendos ordinarios (obispos) a que favorezcan las vocaciones al apostolado entre los infieles.

Son temas que encontraremos en el documento pontificio que nos ocupará durante algunos meses para prepararnos al mes extraordinario de las misiones. A ello se le añade la Unión Misionera del Clero, fundada en 1916 por el beato Paolo Manna, con el gran apoyo de monseñor Conforti, y que fue aprobada por Benedicto XV, otro tema que también encontramos en la misma obra de 1919.

Con estas consideraciones preliminares nos será más fácil abordar la carta apostólica Maximum illud, para festejar su centenario y vivir el mes extraordinario de las misiones.