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P. Carlos Abraham Zamora s.x.

Alabado seas Señor por la hermana agua... ¡Tan necesaria!

Hace unos años escuchaba la experiencia de una hermana misionera, en la que compartía el empeño de su comunidad religiosa en favorecer un pozo de agua potable para una comunidad en la República Democrática del Congo.

Poco me imaginaba que las acciones de esta persona a la que yo consideraba profundamente piadosa, pero poco práctica, estuvieran en perfecta sintonía con la voz que el papa Francisco eleva con la encíclica Laudato si’, para convocar a los creyentes a sumar esfuerzos en el cuidado del agua y de la madre tierra.

Ciertamente no hay nada más esencial para la vida en nuestro planeta que el agua. Sin embargo, para nuestra sorpresa no solo en las aldeas del África, sino también en las grandes ciudades de Asia y de América Latina, hay una crisis real de agua. La gente enfrenta grandes dificultades para tener acceso a la cantidad y calidad de agua que necesitan para beber, cocinar, lavar o cultivar sus alimentos.

Aunque se ha hecho un increíble esfuerzo en los últimos años para llevar agua potable a casi 2 mil 600 millones de personas, existe la necesidad de multiplicar esos esfuerzos y aprovechar y cuidar mejor este precioso elemento.

Los datos compartidos por la Organización de las Naciones Unidas pueden causarnos un gran asombro:

  • · 844 millones de personas no tienen acceso a agua potable, más de uno por cada diez habitantes del planeta.
  • · Mujeres y niñas en el mundo gastan cada día aproximadamente 200 millones de horas acarreando agua.
  • · Cada día mueren más de 800 niños menores de cinco años de diarrea atribuida a la falta de agua potable.
  • · 2 mil 300 millones de personas no tienen acceso a los servicios básicos de higiene.

La encíclica papal Laudato si', en varios párrafos pone énfasis en la importancia de proteger el agua. Por ejemplo, señala que El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. Las fuentes de agua dulce abastecen a sectores sanitarios, agropecuarios e industriales... (28).

La Laudato si' reconoce también que Un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días. Entre los pobres son frecuentes enfermedades relacionadas con el agua, incluidas las causadas por microorganismos y por sustancias químicas. La diarrea y el cólera, que se relacionan con servicios higiénicos y provisión de agua inadecuados, son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil... (29).

La encíclica reitera que Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal... (30) y Una mayor escasez de agua provocará el aumento del costo de los alimentos y de distintos productos que dependen de su uso. Algunos estudios han alertado sobre la posibilidad de sufrir una escasez aguda de agua dentro de pocas décadas si no se actúa con urgencia... (31).

La Organización de las Naciones Unidas reconoce la importancia de atender la crisis global del agua cada año en el Día Internacional del Agua, el 22 de marzo. ¿Tú y tu comunidad cómo contribuyen en esta acción global a la que también nos convoca el papa Francisco?