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P. Carlos Abraham Zamora s.x.

Jesús tiene un proyecto para ti

Posiblemente seas uno de los peregrinos que ha participado en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá el mes de enero, o quizás seas de quienes han seguido desde tu compu o celular algunos de los detalles de ese evento. En cualquier caso, la Jornada Mundial de la Juventud 2019 (JMJ), llama a los jóvenes a darse la oportunidad de profundizar en el discernimiento vocacional, a través de talleres, momentos de oración, juegos, encuentros de orientación vocacional, conversatorios e interacción.

Sí, la iniciativa de la Feria Vocacional, que surgió en la JMJ Toronto 2002, se refuerza en la JMJ Colonia 2005 y nace como tal, en la JMJ Sidney 2008. El contexto en el que se desarrolló en esta ocasión fue en sintonía con la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, cuyo tema central es: los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.

Sígueme…

La Iglesia, pueblo de Dios en marcha, llama a los jóvenes a avanzar en la realización de un proyecto de vida de la mano de Jesús. El Sígueme es la palabra con la que Jesús llamó a sus primeros discípulos (Mt 9,9) y la propuesta cautivadora que Él nos hace de descubrir, en qué vocación o camino, somos llamados a seguirle, para poder decir como María: He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra (Lc 1,38).

La Jornada Mundial nos recuerda que debemos promover y participar en espacios que brinden información, orientación, acompañamiento dinámico y atractivo a los jóvenes, de modo que les ayude a discernir su vocación, dentro de escenarios desarrollados con una mirada integral.

¿Qué promueve un acompañamiento vocacional?

Nos recuerda que en nuestra vida comunitaria debemos presentar el kerigma vocacional, que es el anuncio de la vida como un viaje, en el cual, todos somos peregrinos, pues estamos invitados a pasar por varias paradas para llegar al cielo. Bajo esta espiritualidad, podemos entender la experiencia de peregrino, como el reflejo del peregrinar en la vida.

En este peregrinar hacia la felicidad, encontramos tres paradas y una meta que es la vida eterna. La primera parada es la vocación a la vida como un don de Dios, un regalo o llamado que todo joven debe apreciar reconociendo que el simple hecho de existir es una bendición de Dios.

La segunda parada es la vocación cristiana, llamada a ser discípulos y misioneros, como consecuencia del encuentro personal con Jesús.

La tercera parada es la vocación específica, que es la que, en su mayoría, los jóvenes peregrinos, desean y necesitan encontrar, mediante el discernimiento vocacional, para ser felices entregando la vida a Jesús en alguno de estos caminos o proyectos de vida: matrimonio, vida religiosa, sacerdocio o laicado comprometido.

No tengas miedo, tu vida como peregrino, caminando hacia la felicidad, hacia la santidad, es una marcha en comunidad, bajo la guía del Espíritu Santo. ¡Anímate, ponte en camino y en discernimiento, atrévete a integrarte a un proceso de discernimiento!