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P. Carlos Abraham Zamora s.x.

Amarga paradoja

Con el flujo de información que nos transmite la situación en que viven los pueblos en este mundo, se hace más necesario preguntarse sobre la raíz y causa de los graves problemas que afectan a una gran parte de la humanidad y descubrir que existen tantas gentes pobres en países ricos en recursos naturales.

San Óscar Romero expresaba: Si doy pan a los pobres me llaman Santo, pero si pregunto por qué los pobres no tienen pan, me llaman comunista. Su voz nos llama a practicar ambas acciones, a realizar las obras de misericordia como actos hechos al mismo Jesús entre nosotros, y profundizar en el conocimiento de las causas de la marginación y de la miseria. Nuestra fe nos llama a comprender y actuar en una adecuada explotación de los recursos que usamos, a comprometernos en el cuidado de la tierra y a sumar esfuerzos en la erradicación de la pobreza.

La culpa no es de los pobres

La gestión de recursos naturales es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan hoy en día los países en desarrollo. A menudo, la explotación de recursos naturales no renovables, incluyendo el petróleo, el gas, los minerales y la madera, ha sido identificada como uno de los factores detonantes, impulsores o sustentadores de conflictos violentos en distintos lugares del mundo. Asimismo, la creciente presión y la competición por recursos renovables cada vez más escasos, como la tierra, el agua y la pesca, tendencia que se ve además exacerbada por la degradación, el crecimiento poblacional y el cambio climático, están dando lugar a nuevos conflictos y dificultando los procesos de paz de los ya existentes. En una palabra, las crisis se agravan por los vínculos entre recursos naturales y las dinámicas económicas, políticas, culturales y sociales que los explotan.

Unos 3 mil 500 millones de personas viven en países ricos en recursos naturales. En el caso de África subsahariana es una amplia mayoría de sus más de 900 millones de habitantes. Pese a la ingente riqueza de esta región, también son mayoría quienes viven por debajo del umbral de la pobreza. Los 12 últimos países del Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo son subsaharianos, y nueve de ellos son ricos en recursos naturales.  

Un problema cercano

No es posible quedarnos indiferentes ante muchas realidades que parecerían lejanas o de otros países. En nuestro propio pueblo podemos constatar la siempre creciente marginación y desigualdad en la que se ven sumergidas muchas comunidades. El abandono del campo, la pérdida de tierras y de otros medios de producción en las comunidades rurales vienen acompañados del establecimiento de compañías que no siempre cuidan del ambiente al extraer materiales o materias primas. Y las posibles ocasiones en las que despreciamos los productos fruto del esfuerzo de campesinos o artesanos para adquirir algunos de igual o menor calidad en tiendas de prestigio.

La voz de los profetas de ayer y hoy nos pide no quedar indiferentes frente a las injusticias del mundo.