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P. Juan Olvera s.x.

Entender a Cristo

De la misma manera como hicimos el mes anterior, retomemos otros de los elementos importantes del caminar de los discípulos según el Evangelio de Marcos. Al inicio del camino los discípulos de Jesús no entendían nada o muy poco, prueba de ello es su incomprensión de las parábolas.

 

Los discípulos tienen miedo ante su poder (cfr. Mc 4,41). Un día, mientras Jesús y sus discípulos cruzan el mar para ir a tierras paganas, se desata una tormenta. Según la tradición judía, el mar era símbolo del mal. El viento huracanado obra del mal trata de impedir que el Reino de Dios llegue hasta los últimos rincones de la tierra. El huracán derrumba la joven fe de los discípulos. Pero, Jesús somete tanto al viento como al mar recobrando la calma. Posteriormente, pone de manifiesto la fragilidad de la fe de sus discípulos y el largo camino que hay que recorrer para creer en Él. A partir de esta experiencia los discípulos llenos de temor se preguntan: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen? Solamente perseverando en el camino hasta el final llegarán a creer en Él sin dar marcha atrás ante cualquier tipo de contrariedad. No tengas miedo.

San Guido María Conforti nos dice que la creación nos lleva a conocer el pensamiento de Dios: El mundo, el universo, es un gran libro, fiel expresión del pensamiento de Dios. Él abrió este libro bajo nuestra mirada para darse a conocer y, por consiguiente, hacerse amar y servir (1918, 8 de diciembre, Parma-Catedral, Homilía para la fiesta de la Inmaculada, en Antología, p. 156).

Los discípulos tampoco entienden sus milagros (cfr. Mc 6,52): después de la multiplicación de los panes sube al monte a orar por segunda vez. Mientras tanto en la barca sus discípulos cansados por el viento contrario, representan a los creyentes que lo aman, pero todavía no logran comprender su mensaje. En medio de la tempestad Jesús camina sobre el mar, pero sus discípulos asustados no lo reconocen. En este momento de su caminar solamente ven en Él a un hombre, por eso lo confunden con un fantasma. Ante esta postura de sus discípulos, Jesús les dice: ¡Tranquilícense! Soy Yo. Es el nombre de Dios en el Antiguo Testamento revelado en Jesús al caminar sobre el agua. Pero no comprendieron: Ellos estaban asombrados; ya que no habían entendido lo de los panes, porque tenían la mente cerrada.

San Guido María Conforti, en una homilía de Navidad preguntaba a la asamblea: ¿Quién es Jesucristo?... Él es aquel que, a veces con el amor de una mirada, a veces con la dulzura de una palabra, a veces con el contacto de sus manos milagrosas, realizó infinitos milagros, dando de comer a los hambrientos, curando a los enfermos, resucitando a los muertos, que Él es el padre misericordioso que acoge festivamente a su hijo pródigo cuando vuelve arrepentido entre sus brazos. Jesucristo es el rostro misericordioso del Padre que llama y forma a sus discípulos a pesar de la incomprensión (1921, 25 de diciembre, Parma-Catedral, Homilía para la Navidad: ¿Quién es Jesucristo?, en Antología, pp. 274-275).