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P. Carlos Abraham Zamora s.x.

No jubilarse antes de tiempo

De entre los pueblos que en estos meses serán convocados a las urnas para elegir a los responsables de sus gobiernos se encuentran seis países latinoamericanos. Junto con nuestro país, Brasil, Colombia, Costa Rica, Paraguay y Venezuela elegirán nuevos presidentes, además de representantes en sus respectivos congresos. En nuestra patria de los 88 millones de personas del padrón electoral, 25.8 millones son jóvenes de entre dieciocho y treinta años. Y de entre ellos 12 millones tienen el derecho de hacerlo por primera vez. Estos números por sí mismos son bastante significativos, más si se tienen en cuenta las transformaciones socioeconómicas que estas nuevas generaciones han experimentado.

 

El ambiente electoral es intenso, con acalorados debates. Las redes sociales tan usadas en nuestro tiempo agregan una constante y amplia información. Navegando en estas aguas encrespadas, la juventud se encuentra llamada a ejercer los derechos que las democracias les brindan, pero el voto también es una responsabilidad, como lo es también el sumarse a los compromisos civiles que nuestros pueblos requieren, independientemente de la persona o partido que resulte electo para llevar adelante la administración de un cargo.

En este clima de elecciones vale la pena recordar las palabras que el pasado 11 de mayo el papa Francisco compartía a inicios de este mes de mayo, a través de una videoconferencia con un grupo de jóvenes, a quienes pidió soñar a lo grande, arriesgar con prudencia y no jubilarse antes de tiempo, y a quienes tendrán la responsabilidad de votar en las próximas elecciones, los exhortó a mirar sus raíces y ver a futuro.

Francisco, una persona cargada de un espíritu jovial y lleno de esperanza, expresaba a quien le escuchaba desde este lado del océano: Les diría a los jóvenes que no se duerman, que no pierdan la capacidad de soñar despiertos, de mirar más allá, saber que un sueño puede anclarse en una realidad. También les diría que no se dejen robar la esperanza ni la capacidad de soñar.

Si tener ideales y buscar de realizarlos es un derecho de toda persona, Francisco llama a pelear por la vida y por sus ilusiones particulares. Pero también les decía a sus jóvenes oyentes: No hay cosa más triste que ver a un joven de quince, veinte, veinticinco años jubilado, que no se anima. Sueñen a lo grande y arriesguen con prudencia.

A esta nueva generación volcada al presente y al futuro le pidió voltear a las raíces de sus respectivos pueblos o lugares de origen antes de seguir adelante: No se olviden que el mundo no empezó con ustedes, la patria no empezó con ustedes, miren a las raíces de sus pueblos y sus familias que le dieron identidad a esos pueblos, tomen esas raíces y den el paso adelante.

A quienes tendrán la oportunidad de votar en las elecciones de sus respectivos países les pidió: Miren las raíces, miren el futuro y den el paso con el otro pie bien apoyado, cuando tengan apoyado uno den el otro y así pueden seguir adelante.