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P. José Luis Castillo s.x.

Semilla de la evangelización

El Seminario menor de los Misioneros Xaverianos de Arandas, Jal., está cumpliendo cuarenta años de presencia en la región alteña, tierra de mártires, fruto de la fe de este pueblo que supo defender la verdad del Evangelio durante la época cristera.

El pueblo arandense recibió con gran alegría a los primeros xaverianos, padre Bruno Calderaro y Ángel Paganelli, que les traían la noticia y novedad de su intención de fundar en estas tierras un seminario misionero. En medio de la fiesta, con motivo de la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre de 1977 se bendice la primera piedra, siendo testigos una multitud de personas que acudieron no solo para ver, sino también con el objetivo de comprometerse a construir el nuevo seminario.

Una vez construido el seminario, el padre Bruno, que en su juventud había leído la vida de los mártires cristeros, no quiso perder la oportunidad de colocar bajo el crucifijo de la capilla central del seminario las reliquias de tres de ellos, para que sirvieran de ejemplo a los seminaristas y los motivaran a dar su vida por Cristo como ellos. Estos son los tres mártires:

  • Ezequiel Huerta Gutiérrez: nació el 17 de enero de 1876 en Magdalena, Jal. Casado, con diez hijos. Fusilado en el panteón de Mezquitán el 3 de abril de 1927.
  • Salvador Huerta Gutiérrez: nació el 18 de marzo de 1880 en Magdalena, Jal. Casado, con once hijos. Fusilado junto con su hermano.
  • Luis Magaña Servín: nació el 24 de agosto de 1902 en Arandas, Jal. Casado, con dos hijos. Fusilado en el atrio de la parroquia de Santa María de Guadalupe el 9 de enero de 1928.

Estos mártires son modelo de fidelidad a Cristo, que perdonaron sin guardar rencor a sus verdugos, felices de gritar: ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!

El 20 de noviembre de 1980, fueron colocadas las reliquias de estos mártires en la capilla del seminario dándole el nombre de Capilla de San Francisco Xavier en memoria de los que dieron la vida por Cristo. Cada año, en este día, los familiares y amigos de los mártires conmemoran junto a los padres y seminaristas xaverianos el traslado de las reliquias al seminario.

Que nuestro Señor Jesucristo por el cual estos mártires dieron su vida, nos siga bendiciendo y que nosotros continuemos siendo testigos del amor misericordioso de un Dios que nos ama y nos llama a ser sus testigos…