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Desmond Tchiffo sx.

Retiro comunitario, momento de reencuentro

El pasado 2 de enero de este año, la comunidad del teologado internacional San Francisco Xavier de México tuvo la tradicional dicha de iniciar el año nuevo con una semana entera de contemplación, meditación y oración. La experiencia vivida durante el retiro ha despertado en todos los miembros de la comunidad, un sentimiento de alegría, y sobre todo una redinamización en la aceptación de lo que es la Divina Providencia para la familia Xaveriana. En efecto el lugar donde se vivieron los ejercicios espirituales fue un don generoso hecho por un bienhechor, para la más grande Gloria de Dios, y solo Él sabrá colmarlo de sus innumerables bendiciones.

El predicador que nos acompañó durante dicho tiempo de recogimiento fue el padre Juan Olvera, quien, con sus pláticas, no le ha costado mucho esfuerzo para llamar la atención de nosotros sus hermanos menores. El padre Juan nos recordó en primer lugar que nada nos debe preocupar de nuestra vocación, por medio de la cual nos vinculamos al Señor, pero es necesario renovarla, volver al primer amor, purificar las motivaciones, y para lograrlo, la clave se encuentra en el Evangelio de Cristo de donde tomamos la fuerza para vivir ya desde ahora la misión, radicalizar nuestro ser testigos del Evangelio, desear descubrir los valores de nuestra consagración y de nuestra vida, para sentir la necesidad de una vida espiritual intensa.

A continuación, nos recordó con vehemencia que las convicciones deben partir del propio corazón y llegar a la inteligencia. Siendo imprescindible tener un compromiso de amor con Jesús y tener actitudes de amor con los hermanos, sobre todo, ser agradecidos con los hermanos que han sido fieles a la misión.

No está por demás evidenciar el hecho que, aceptando las propuestas que nos hizo el predicador en nombre de Cristo, nos llevaran a reflexionar en serio sobre nuestra relación sincera con Cristo, la calidad del camino realizado, las expectativas, las sombras y las luces, y el estado de ánimo en el cual cada uno se encuentra. Lo cierto es que en esencia un misionero Xaveriano es evangelizador con las características específicas Ad Gentes, Ad Vitam y Ad Extra, vividas en comunidad. La vida misionera es al final de cuentas una vida de testimonio, que abarca todo nuestro ser, con las fortalezas y las debilidades.

Al final de los días previstos para está hermosa actividad comunitaria, se nos encomendó encarecidamente, buscarse al menos dos propósitos para trabajar en este año. Primero, para aterrizar las ricas enseñanzas recibidas durante el retiro, y segundo, ya que estamos al inicio del año, hay que determinar con claridad lo que uno quiere, sin olvidar lo que verdaderamente necesita, y luchar por cumplir esos propósitos, porque han sido escogidos libremente después de un tiempo de estar delante del Señor.

Ojalá que el Señor, poderoso en todo, ayude a todos los miembros de la comunidad del Teologado, a luchar por cumplir los propósitos escogidos para vivir con pasión el carisma Xaveriano.