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P. Juan Olvera s.x.

Todo por la misión

Las dimensiones y contenidos anteriores: formación humana, intelectual y espiritualidad han de estar al servicio de la entrega misionera generosa. En principio la misión da un corte muy particular a nuestra formación humana y al mismo tiempo define la identidad de nuestra espiritualidad xaveriana.

Jesús en la cruz nos impulsa a entregarnos al anuncio y dar testimonio del Reino = Misión. La experiencia del amor de Cristo, muerto por todos (2Cor 5,14), suscita la necesidad de anunciarlo a los que no lo conocen; Es decir se transforma en la motivación de nuestra salida misionera: “Lo que nos mueve al cumplimiento de salir a misiones es la caridad de Cristo que ustedes repiten hoy con los hechos”. (D.P.) ¡Caritas Christi urget nos!

El ejemplo de Aquel que se ha entregado por nosotros “nos impulsa y nos ha mandado amar a los hombres como Él nos ha amado.” (D.P. 19) “¿De dónde tanto ardor y tanto valor entre ustedes? Del ejemplo de Cristo que se ha entregado a si mismo por mí, y que sobre el altar de la cruz decía: Tengo sed, tengo sed. Y ya que Él mismo les ha enviado estos de- seos de partir para lejanas tierras de China, hagan fecundar las tierras de misión con sus sudores, aumentando el número de los adoradores de Cristo, Jesús arde del deseo de extender su Reino porque quiere que todos los hombres se salven.” (P.F. 122)

Dado que el único fin del Instituto es el anuncio del Evangelio a los no cristianos, la tensión apostólica misionera ha de inspirar la vida de todos los xaverianos: “Hacia este fin deben hacer converger todas sus mejores energías, evitando todo lo que pudiera de alguna forma distraerlos de esto”. El anuncio y construcción del Reino de Dios entre los no cristianos debe ser el fin único de la familia xaveriana, el celo debe constituir la característica del misionero. Para Conforti, el celo es el amor de Dios traducido en obras. (R.F: 15) Por lo tanto, el anuncio del Evangelio – Construcción del Reino de Dios entre los no cristianos, es la opción fundamental, total y exclusiva de todos aquellos que se sienten llamados a formar parte de la familia xaveriana.

Esta opción fundamental tiene como exigencia ofrecerse como: “víctima voluntaria por la salvación de los no cristianos”. Estamos   hablando   de una donación total, de una entrega desde el plano de la fe y el amor. So- lamente desde esta perspectiva de fe se pueden comprender las líneas fundamentales del misionero: “El misionero debe ser paciente, afable, prudente, no tiene que buscar su pro- pio interés, sino únicamente la gloria de Cristo: soportando todo, creyendo todo, esperando todo, haciéndose superior a todo, perseverando en esto hasta la muerte”.