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P. José Luis Castillo s.x.

Y ahora, ¿qué sigue?

Queridos lectores de la revista de los Misioneros Xaverianos, los saludo con gusto, deseándoles que la fiesta de Pentecostés los haya impulsado a responder a Dios con generosidad.

Como cristianos sabemos que, con la venida del Espíritu Santo, nace la Iglesia Misionera, se abren las puertas para que salga el miedo, las ventanas que permitan entrar la esperanza, nuestros labios para que todos comprendan lo que se dice, los pies se fortalecen…

La misión de Cristo es ahora nuestra misión… dejémonos iluminar por el Espíritu Santo con sus dones, que tanto los necesitamos para responder a Dios a pesar de nuestras debilidades y miedos:

  • Con el don del consejo orientemos nuestra vida según la voluntad de Dios.
  • Para poder ver a Dios como nuestro Padre amoroso necesitamos el don de
  • Con el temor de Dios no nos apartaremos de su infinito amor.
  • Necesitamos el entendimiento para crecer en la comprensión de su palabra.
  • La sabiduría es indispensable para poder ver la situación con los ojos de Dios.
  • Con el don de fortaleza poder conservar la fe, aún en situaciones difíciles.
  • En el respeto de la naturaleza, en el cuidado de nuestra casa común, como nos lo recuerda el Papa, a través del don de

Los dones los tenemos, ahora dejémonos guiar, iluminar, fortalecer, aconsejar, para responder con generosidad a lo que Dios nos llama a ser, buenos hijos (as) de Dios, a través del llamado que con generosidad y confianza Él nos hace.

Muchas veces en nuestra oración le presentamos a Dios nuestras intenciones de agradecimiento, necesidad… de esa manera Dios se da cuenta de lo que nosotros le pedimos; pero en este tiempo de Pentecostés, es el momento de saber qué es lo que Dios quiere de nosotros, qué espera que hagamos con los dones que hemos recibido, del tiempo que nos permite, de las oportunidades que nos brinda, del espacio que tenemos, para que esto sea posible, es necesario dejar el Espíritu de Dios trabajar en nosotros para que podamos responder con generosidad y libertad a su amor infinito.

Somos invitados a discernir en nuestra vida la voluntad de Dios, ayudados de varios elementos, dejarnos acompañar y no tener miedo de responderle. Aprovechar los momentos de oración, acompañamiento personal, escuchando la voz de Dios en los acontecimientos de nuestra vida.

En nuestras comunidades xaverianas, se acompaña a jóvenes en discernimiento con retiros, charlas, convivencias, preseminarios, grupos juveniles (JUXA), eventos misioneros, DOMUND... Es un espacio importante donde se puede recibir ayuda para dejar trabajar en cada uno de nosotros al Espíritu Santo.

San Guido decía: “Jóvenes, si Dios quiere y ustedes responden, se requiere el sacrificio de su juventud, de su ingenio, de sus energías, en favor de la vida más sublime: la vida misionera”.

Nuestra misión es lograr que sea por todos conocido y amado, nuestro Señor Jesucristo.