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P. Pablo Torres s.x.

El camino de Jesús es mi camino

Estamos en un tiempo muy especial que nos ofrece un espacio para reflexionar y de contemplar la decisión de Jesús de amarnos hasta el extremo. Por ello es importante echar un vistazo a la persona de Jesús y lo que le impulsó a seguir su vocación dando testimonio en la Cruz. 

Cuando Jesús era adolescente tenía a María y José que alimentaban y guiaban sus pasos enseñándole y aconsejándolo para que aprendiera a saber discernir, así en el futuro pudiera tomar las mejores decisiones.

Ya adulto, antes de comenzar su ministerio va al desierto donde después de ayunar cuarenta días, se le presenta el Tentador ofreciéndole bienes y poder, que a cualquiera de nosotros parecería algo difícil, pero Jesús rechaza. Pero ¿de dónde obtuvo tanta fuerza de voluntad para rechazar esta propuesta?

La clave está en el discernimiento que Jesús hizo tanto con María y José, con los sabios del templo, a través de la lectura de la Sagrada Escritura y el preguntarse a sí mismo, qué tipo de persona quería ser.

Comúnmente nos preguntamos por el hacer, ya que gran parte de nuestro tiempo está invertido en estudio, trabajo y otras cosas. Pero llegan momentos en los que nos debemos cuestionar, al igual que Jesús, qué tipo de persona quiero ser y qué quiero llegar a ser. Esta pregunta es vital, pues en la medida en que descubramos qué queremos ser, lograremos encontrar nuestra vocación y nuestra plenitud, ya que estamos respondiendo a nuestra esencia como hijos de Dios.

Muchas personas deciden su estado de vida por inercia, se juntan o casan con su pareja porque creen que es la correcta. Pero se habrán preguntado ¿mi vocación es el matrimonio?

Jesús respondió a su misión con entrega, porque hizo un discernimiento acompañado de personas que lo ayudaron a avanzar en ese autoconocimiento y responder a su vocación. Otros, al igual que Jesús, se han aventurado al discernimiento antes de tomar una decisión sobre su vida y se han preguntado: ¿cómo quiero ser? Y ¿qué quiero ser?

El miedo y la incertidumbre es algo natural en el ser humano, pero debe llevar a que cada persona se pregunte por el siguiente paso. La vida se construye de decisiones y mientras estas sean las más adecuadas más claro será el panorama para nuestro vivir. Por esta razón, el discernimiento es parte esencial de la vida.

Sin embargo, este camino no se logra solo, necesitamos de personas que nos ayuden a clarificar lo que Dios quiere de nosotros y a responder a preguntas como ¿puede ser que Dios me llame a la vida sacerdotal o misionera? Es una pregunta válida, y gracias a que varios hemos respondido afirmativamente a este llamado, ahora somos plenos.

La Semana Santa ofrece la oportunidad de acercarnos más a Jesús. Por este motivo invitamos a los adolescentes y jóvenes que participen en los encuentros vocacionales para que conozcan la vida misionera, les ayude a descubrir lo que Dios quiere de ellos y puedan responder afirmativamente y dar lo mejor de sí mismos. No te quedes con la duda y acompaña a Jesús en este camino cuaresmal.