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P. Francisco Javier Beltrán s.x.

Ha aceptado el llamado

La Iglesia católica de Filipinas, ha empezado la primera fase del sínodo, en vísperas de la Asamblea de los Obispos que será celebrada en octubre de 2023. Esta fase lleva a cabo el proceso sinodal a nivel local, es decir, en las comunidades, parroquias, diócesis y conferencias episcopales. Comienza e involucra a todos los fieles a nivel diocesano en todo el mundo, prometiendo escuchar a todos, especialmente a los laicos. En efecto, el papa Francisco ha decidido involucrar a la gente en un proceso de sínodo de abajo hacia arriba.

Nuestra parroquia de San Francisco Xavier, ha aceptado el llamado del papa Francisco a una Iglesia sinodal, invitando a los parroquianos a caminar juntos en el discernimiento de la voluntad de Dios, y seguir los caminos a los que Dios nos llama, hacia una comunión más profunda, una participación más plena y una mayor apertura para cumplir nuestra misión en el mundo.

Los signos de nuestro tiempo

La Iglesia filipina tiene muchos signos de nuestro tiempo que no puede ignorar: los desafíos de la pandemia de Covid-19, los escándalos sexuales y financieros en la Iglesia y en el gobierno, la atracción por el secularismo y el materialismo, el poder del mundo digital, el relativismo y la erosión de los valores éticos, el desprecio por la Iglesia, la ecología, el terrorismo y la violencia.

Aunque no todo es negativo, otro signo de los tiempos es la celebración de los 500 años de evangelización del país, la cual tuvo nueve años de preparación, que culminó en el 2021. Durante estos años, la Iglesia ha destacado el rol de los laicos en la Iglesia y ha promovido el espíritu misionero en las Iglesias locales. Esta celebración ha servido de base y preámbulo para el proceso sinodal actual.

El proceso sinodal

La parroquia dedicó el mes de diciembre de 2021 para aplicar la consulta sinodal a los parroquianos. Consistió en tres reuniones: el 11 y 18 de diciembre en la parroquia y el 28 de diciembre en las comunidades eclesiásticas de base. La diócesis sugirió un método simplificado, para facilitar la participación de los parroquianos y responder las preguntas divididas en diez módulos.

Después de las instrucciones generales, se formaron treinta pequeños grupos de entre cuatro a seis participantes. A cada uno de ellos se les proporcionó un folleto con las preguntas y el método para compartir. Al inicio de cada módulo se leyó la Palabra de Dios y se dio un momento de silencio y de oración; después cada uno de ellos compartieron sus experiencias guiados por las preguntas de los módulos.

Testimonios                                                                      

Al término de las sesiones, los parroquianos expresaron su gratitud a los facilitadores y líderes por la experiencia sinodal. Se sintió un ambiente de escucha e intercambio de experiencias. Para muchos de ellos fue la primera vez que compartieron y reflexionaron sobre la misión común de la Iglesia.

No solo el resultado escrito de las respuestas es importante, lo que hace especial el sínodo, es el proceso mismo guiado por el Espíritu Santo en oración a la luz de la Palabra de Dios. Los obispos de Filipinas lo describen de esta manera: Un sínodo no es solo un evento; es un viaje. Un sínodo no es solo una reunión; es la vida de la Iglesia. Un sínodo no es solo una asamblea en vista de la administración; es una convocatoria guiada por el Espíritu para el desafío de la misión.