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P. Rubén Macías s.x.

Caminó junto a su pueblo

Estimados hermanos y hermanas lectores, el papa Francisco ha invitado, a todos los fieles cristianos a vivir un proceso de renovación en la Iglesia, a través de un Sínodo, que nos ocupará durante los años 2021-2023.  En su mensaje de inicio de las actividades, el 9 de octubre del 2021, decía: «El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio», y exhortaba a la participación que «es una exigencia de la fe bautismal. Como afirma el apóstol Pablo, “todos nosotros fuimos bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo (1Co 12,13)”.

Nosotros también, como xaverianos queremos “caminar juntos”, así como lo pide el Papa, reflexionando sobre la vida de la Iglesia, a partir de la visión que Mons. Conforti tenía de ella y de la manera como él, en su tiempo, supo vivir esta “sinodalidad”. Él, un obispo diocesano y al mismo tiempo fundador de una congregación misionera, vivió en carne propia esta realidad y esta necesidad de construir el Cuerpo de Cristo, en su diócesis. Él “caminó junto” con su pueblo, con la Iglesia y sociedad de su tiempo, siempre con ese deseo de construir el Reino de Dios que se caracteriza por “la comunión, la participación y la misión”.

Mons. Conforti ha vivido y enseñado siempre a sus misioneros el amor intenso por la Iglesia; su inserción en la estructura eclesial de la Italia de su tiempo, su participación activa en la creación y difusión de la Unión Misional del Clero, instrumento para desarrollar, en el clero diocesano  un amor por las misiones; sus visitas pastorales, su comunión con el episcopado italiano y tantas otras obras más testimonian este espíritu de comunión, participación y misión que caracteriza a la Iglesia, como nos dice el papa Francisco.

En su enseñanza Mons. Conforti pedía a sus misioneros cuidar y desarrollar una caridad profunda, para ello proponía unos medios necesarios, entre ellos, el así llamado por Santo Tomás,  “sacramento de unidad eclesial”: «La caridad se cuida mediante la pureza de la vida, se alimenta mediante la meditación y la oración, se apacienta con la Palabra de Dios, crece en el sacrificio, se perfecciona mediante los Sacramentos y especialmente mediante aquel que el Angélico Santo Tomás llamó el sacramento de unidad eclesial. Por eso, hermanos e hijos queridísimos, mantengámonos siempre unidos a la Iglesia mediante la fe, la obediencia, el afecto, la mente, el corazón y las obras; siempre en Iglesia, con la Iglesia y por la Iglesia, porque donde está la Iglesia, allí está Cristo: y donde está Cristo, allí no hay muerte, sino vida eterna”. (1914, 14 de enero, Parma-Catedral, Homilía para la fiesta de San Hilario)

A partir de este mes, en esta parte de nuestra revista, le dedicaremos algunas reflexiones que nos ayuden a profundizar en esta realidad de la Iglesia, su sinodalidad, iluminados por la espiritualidad y vida de nuestro santo Fundador.

¿Cuál es el aporte de Conforti a la reflexión que la Iglesia hace en este tercer milenio? ¿De qué manera, nuestro ser Xaveriano, se inserta activamente en este camino de comunión, participación y misión?