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P. Alfiero Ceresoli

Con fe en Dios podemos superar todo

En 1995 se publicó una revista que tenía cómo título “El mundo como casa”, para conmemorar el Primer Centenario de fundación de los Misioneros Xaverianos.

Considerar el mundo como casa no es una idea nueva, en estos últimos años se habla que vivimos en un mundo globalizado, gracias a los avances de la técnica, y más en nuestros días, gracias a las redes sociales, podemos incluso tener una relación de más cercanía con gente del otro lado del mundo, que con los que viven en nuestra propia casa. Gracias a las redes sociales nos podemos encontrar con personas que antes parecía imposible, pues hasta hace no tantos años para encontrarnos con ellas, tendríamos que visitarlas en su hogar o darnos a la difícil tarea de conseguir su número telefónico.

Y justamente gracias a estos medios a nuestra disposición fue posible contactar a Tiago João Dos Apóstolos Souza, un nombre dicho así, tal vez nos dice nada, pero se trata del joven que fue curado de una grave enfermedad cuando era un recién nacido, gracias a la intercesión de san Guido y por este milagro se obtuvo la canonización. Ahora ya tiene 18 años, vive en Santa Luzia (Brasil) y estudia el tercer año de secundaria en la escuela "João Carlos Giovannini".

Dada la cercanía que todavía mantengo con él y su familia, me pidieron entrar en contacto con él para saber que ha sido de su vida. Lo primero que le pregunté fue que me contará lo que recordaba de la misa de canonización de san Guido.

Nilda mamá de Tiago, al ver que titubeaba, intervino diciendo que en aquel momento Tiago era muy pequeño, tenía ocho años, pero era muy inteligente y estaba atento a todo. Es por eso, que muchos detalles no los sabe cómo decirlos, porque que ha pasado bastante tiempo.

Pero como familia puede decir que fue un momento maravilloso aquel domingo de cielo azul y el sol que brillaba de manera diferente. Había personas de todos los continentes, porque hubo tres canonizaciones. San Guido al ser fundador de una familia misionera, el mundo se hizo presente a través de representantes de cada país, cada uno con su bandera, con su forma de ser y con los colores que representaban ese lugar. Lo más hermoso es que todos entendían a todos a través de la sonrisa y el carisma. Los pájaros volaban muy bajo de una manera sorprendente, dejando una señal de que la Santísima Trinidad estaba presente y también María nuestra Madre.

Lo que más les quedó marcado, fue la subida a la rampa de la Plaza de San Pedro hasta el altar, acompañando la reliquia de san Guido. Tiago llevando esas flores hermosas y la mamá las velas, ambos muy felices con sonrisa en los labios. Tiago con esa pureza en sus ojos, tan pequeño viviendo esa maravilla. Nilda terminó diciendo que, sin la intención de presumir, ese fue un momento extraordinario que pocos viven o han vivido alguna vez, esto es lo máximo de la fe.

Después le pregunté a Tiago, ¿Qué fue lo que más te impresionó de la canonización? A lo que respondió: La multitud de personas y la fe. Sentir la presencia viva del Espíritu Santo en ese lugar. Que una familia viva un milagro y sea parte de una canonización no tiene explicación lo que representa.

Después le pregunté, Thiago, sabiendo que recibiste un milagro de Dios, ¿cómo influyó en tu vida, en tu relación con tu familia y amigos? Él me respondió: Veo el milagro de mi curación como una gracia enorme en mi vida, que siempre está presente en todo momento y se refleja en la familia y amigos como un gran logro que conlleva bendición para todas las personas con las que me relaciono.

Tiago, y ¿qué es lo que más te llama la atención en la vida de san Guido María Conforti? Lo que más me llama la atención de, respondió, fue el amor que tenía a la cruz de Cristo, el deseo de que todos conocieran a Dios fuera de nuestras fronteras y el sueño de hacer del mundo una sola familia, un solo rebaño y un solo pastor. Que quisiera que todos vivieran en unidad.

Otra pregunta que le hice qué proyectos tenía para el futuro. Me dijo que, “bueno, mis proyectos de vida hoy son, concluir mis estudios universitarios y continuar en el camino de la fe”.

Por último, le pregunté: ¿Quieres darles algún mensaje a los jóvenes? Me gustaría decir que, así como Dios me ha salvado de la muerte, todos los jóvenes del mundo no se desanimen ante las dificultades porque con la fe en Dios podemos superar todo. Amen a Dios con todas sus fuerzas y confíen siempre en Él.