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P. Juan Jorge Rosales s.x.

La misión sigue

El pasado 2 de julio hemos celebrado y concluido en la casa de filosofía el Jubileo con motivo del centenario de la aprobación de nuestras primeras Constituciones y de la Carta Testamento escrita por nuestro fundador san Guido Ma. Conforti. Durante este tiempo reconocemos que verdaderamente Dios ha sido bueno con nosotros y es imposible contar las bendiciones con que nos hemos visto favorecidos los Misioneros Xaverianos.

Su generosidad ha sido desbordante, gracia sobre gracia, por eso agradecemos, celebramos y renovamos nuestro compromiso misionero haciendo nuestro el audaz proyecto de nuestro fundador que nos empuja a repartir a la misión ad gentes en cualquier situación donde nos encontremos. Que el gran sueño se cumpla, “sea por todos conocido y amado, nuestro Señor Jesucristo” y con un renovado carisma, “hacer del mundo una sola familia en Cristo”.

La pandemia afectó nuestro programa de celebración, pero no nos impidió celebrar nuestro centenario y reconocemos que la presencia de las reliquias de nuestro querido fundador, que visitó varias de nuestras comunidades, engalanaron dicho aniversario y mucha gente se unió a nuestro júbilo con verdadero sentido de pertenencia a nuestra familia misionera. Varias personas aseguran haber recibido favores especiales por la intercesión de san Guido.

En el marco de este año jubilar, los misioneros xaverianos celebramos 125 años de existencia desde su fundación y 75 años de presencia efectiva en México. Por lo tanto, no nos queda más que agradecer la bondad y la misericordia de Dios.

Nuestro deseo es continuar, la misión sigue, mirar el camino recorrido entre luces y sombras solo nos impulsa a decir con renovado entusiasmo: Aquí estamos Señor para hacer tu voluntad. No podemos estacionarnos y quedarnos contemplando el pasado. Impulsados por la fuerza renovadora del Espíritu queremos lanzarnos al futuro con la mirada puesta en Cristo que nos invita a caminar sobre las aguas tempestuosas que se agitan a nuestro alrededor y que muchas veces nos intimidan y nos quieren desanimar.

El fundador con su propia experiencia nos da la clave: Contemplar el rostro de Cristo y ser iluminados por Él, “Yo lo miraba y Él me miraba y parecía decirme tantas cosas”. Entonces enfrentaremos la misión ad gentes desde lo que hemos visto y hablaremos desde lo que hemos oído.

La celebración del centenario de las Constituciones y de la Carta Testamento, concluye, pero la misión continúa. En nuestra Región Mexicana, dóciles e impulsados por el Espíritu Santo vemos nuestro futuro con fe. Seguiremos trabajando con ilusión, decisión y con la bendición de Dios, despertando el entusiasmo por la vocación misionera en muchos jóvenes, familias y laicos. Que Jesús resucitado reine y que la Morenita del Tepeyac nos acompañe.