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P. José Luis Vega s.x.

Una actitud positiva

Hola que tal estimados lectores de la revista “xaveríanos”. Una voz que está haciendo eco en el mundo y aquí en nuestro país, para quienes compartimos este hermoso suelo, es el rumor de que, la instalación de la nueva realidad es inminente. Ya la reapertura de las actividades económicas en su totalidad y la reactivación a la participación en actividades públicas en conjunto, han dado un nuevo clima a la dinámica de vida en casi la generalidad de nuestro país.

Pero, principalmente, y casi sin lugar a duda, lo que marcará el arranque en esta nueva etapa el regreso a clases. Una realidad con muchas incertidumbres, con muchos retos, con algunos temores, pero también con deseos y anhelos de vislumbrar nuevos horizontes y de conocer nuevas experiencias. La vida, muchas veces, requiere de este dinamismo constante de movimiento y cambio para generar el desarrollo.

Ciertamente, esta nueva realidad fue provocada por una situación de crisis, pero recordemos que los momentos de desarrollo más grandes en la historia universal han sido fruto de los esfuerzos generados para superar situaciones críticas, en ocasiones bastantes tristes y dolorosas como la experiencia de las dos grandes guerras mundiales, acaecidas en el reciente siglo pasado.

De ninguna manera deseo dar a entender que es necesaria la desgracia para mostrar nuestros dones, capacidades y fortaleza para salir adelante. Lo que quiero poner de relieve es que, este momento coyuntural nos puede impulsar a un recomienzo, a una reinvención. Esta nueva realidad, no acabará con lo anteriormente conocido, no se puede partir de cero y crear una realidad totalmente nueva.

Bíblicamente hablando, esto será, imagino, como la experiencia de los discípulos de Emaús tras la muerte de Jesús. En los momentos en que la pena, la dificultad, el dolor, el desánimo, cuando la muerte pareciera que ha tocado a nuestra puerta tan cerca, es donde se nos presenta la oportunidad de dar una relectura de los acontecimientos con la lente de la resurrección. La resurrección no es un simple volver a la vida, ciertamente, es recobrar la vida, pero con una lógica diferente, con capacidades nuevas, con un ánimo físico y psicológico reconfigurado y con el reto de cumplir con nuestras metas aún más altas de las que teníamos anteriormente.

Así es como los discípulos de Emaús deciden regresar a Jerusalén tras la experiencia con ese Jesús de la resurrección haciendo camino con ellos. Jerusalén, a su salida, marcaba para ellos el punto de dolor, tristeza, desilusión y miedo, su regreso, aunque el camino es el mismo, geográficamente hablando, la experiencia es totalmente distinta. Es un correr apresuradamente para ser y llevar buenas noticias.

Ciertamente Jesús no les prometió a los discípulos quitarles mágicamente las contrariedades de su vida, pero si les brindo una visión más amplia para hacerles frente, para vencer esas adversidades con actitud de esperanza y con la certeza de que para todo problema siempre hay una solución y que, en la vida, uno nunca camina solo. Esta nueva realidad, para ser exitosa va a requerir de cada uno de nosotros una actitud positiva. ¿estas ya preparado?