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A. Morales Reyes

San Guido María Conforti: Un Obispo Misionero

Cada 5 de noviembre nosotros los Misioneros Xaverianos hemos festejado con alegría, respeto, admiración, fe y devoción la llegada al cielo de nuestro Fundador Guido María Conforti. Desde el 23 de octubre de 2011, esta fiesta de la familia Xaveriana se ha convertido en una fiesta para toda la Iglesia Católica pues ese día Guido fue canonizado por el papa Benedicto XVI.

 Como sabemos, San Guido María Conforti fue un obispo misionero, no sólo por haber fundado una familia misionera, sino por el celo apostólico que lo caracterizaba, siempre listo para afrontar las adversidades con tal de que a sus files no les hiciera falta nada.

De esta manera él siempre hablaba de una Iglesia Misionera, recordando todas las cosas buenas que esta Iglesia de Cristo ha realizado en favor de toda la humanidad.Conforti Cremona

Les recordamos que en este sitio se puede consultar la biografía de san Conforti en la pestaña de Quiénes somos. Pero para recordar este día especial les proponemos un extracto de sus pensamientos sobre la Iglesia Misionera. A todos les deseamos una bonita fiesta de san Conforti y que él mismo interceda por cada uno de nosotros para que seamos siempre misioneros donde quiera que estemos.

“Tenemos que crear una comunidad en la cual se piense, se escriba y se hable sólo de misiones. Les ruego, queridos sacerdotes, que iluminen a sus fieles sobre la necesidad de la propagación del Evangelio, para que se formen conciencia del deber que tienen de cooperar en esta obra, la más divina entre las divinas.

Grande fue el trabajo de la Iglesia desde los primeros siglos. Ella rompió los cepos de la antigua esclavitud, defendió el derecho de las gentes, consolidó la autoridad doméstica, estableció los deberes de los hijos, defendió el honor de la mujer, afianzó la paz de la familia y de los pueblos, cultivó la ciencia, fundó las universidades, favoreció las artes, amparó a los huérfanos, creó hospitales, consoló las desventuras. Creyentes y no creyentes están obligados a admirar y a confesar todas estas cosas sublimes.

Este trabajo de la Iglesia no ha terminado. Ella sigue el camino de la evangelización, indicándonos la estrella de la fe que hemos de seguir: Jesucristo, camino, verdad y vida, luz y consuelo, amor y misericordia, fuerza y resurrección, para nosotros y para todo el mundo.

Esforcémonos en realizar los altos fines que la Iglesia se propone alcanzar, trabajando siempre con ardor creciente por la expansión del Evangelio entre los no cristianos.

Que nadie se crea exento de la obligación de cooperar en la salvación de los pueblos no cristianos”.

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