La Iglesia nos invita a celebrar el Domingo Mundial de la Misiones, este año está prevista para el 21 de octubre. Como cada año, recordamos que la misión es un compromiso de todo cristiano católico bautizado, no es un servicio de unos cuantos. Por ello recordemos también que cada uno tiene un lugar en la Iglesia y el compromiso de anunciar el Evangelio al mundo entero. Después de más de dos mil años que Jesús vino al mundo su Evangelio aún no es conocido por todos, su mandato de “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a todas las naciones” (Mc 16,15) sigue siendo válido, necesario y urgente.

 Ante un mundo que se considera globalizado pareciera que las distancias se han acortado y que las fronteras se han eliminado, pero muchas veces eso puede resultar una simple fantasía porque no hay como estar con los demás cara a cara. Es por eso que partir a tierras de misión sigue siendo la mejor opción. No hay nada mejor que estar en contacto con la gente para compartir con ellos nuestra fe y nuestra vida.

Para ser misionero se necesita que cada uno dé una respuesta positiva al llamado que Dios nos hace para servir a su Iglesia y a su pueblo. Como dijera el Papa Francisco: “en la Iglesia no hay crisis de vocación, más bien hay crisis de respuesta”. Es verdad que para ser misioneros hay que estar dispuestos a salir de nosotros mismos, hay que atreverse a conocer y a amar a otras gentes de otras lenguas y culturas. La belleza de la misión consiste en poder amar a Dios incluso en tierra ajena.

También hay que darnos cuenta que hay varias maneras de ser misionero. Por ejemplo, uno puede consagrarse exclusivamente a la misión a través de una congregación religiosa y misionera, o como laico consagrado, o simplemente como laico que da un servicio misionero por algún tiempo determinado. Teniendo en cuenta que el misionero no va por su propia cuenta, sino en nombre de la Iglesia universal y de la iglesia local que lo envía a anunciar el Reino de Dios a otras gentes. Nadie va por iniciativa propia, sino en nombre de la Iglesia de Jesucristo. El misionero no es parte de una organización no gubernamental.

Para la misión hay que ser muy creativos. El trabajo misionero es muy variado, depende de la preparación que el misionero recibe antes de partir a otros pueblos. Hay misioneros que han dedicado su vida a la misión como humildes albañiles, a ellos se les debe la construcción de iglesias, escuelas, centros de salud, etc. También existen aquellos que a través del arte anuncian el Reino de Dios, son misioneros que saben de música, de danza, de pintura, etc. Cómo no hablar de aquellos que dan un excelente servicio en el área de la salud, médicos y enfermeras de diferentes especialidades. Y por supuesto, los especialistas de la pastoral: la catequesis, la formación humana y cristiana de la gente, así como en el trabajo de justicia y paz. De igual manera, la enseñanza es otra forma de hacer misión, hay miles de niños que necesitan de educación. Sí, todo esto sirve para la misión, pero lo más útil es ser Testigo de Cristo en cualquier parte del mundo. El testimonio de nuestra vida cristiana vale más que cualquier fatiga por muy noble que sea.

Como podemos darnos cuenta, en la misión todos cabemos. Lo que nos tiene que quedar claro es que el misionero no es un ignorante, sino una persona muy preparada y la misión no es monótona, sino dinámica y muy creativa. Servir a Dios y a su Iglesia es un acto de fe que implica una respuesta generosa.

En este Día de las Misiones Piensa, Reflexiona, Ora y Ayuda a las misiones y a los misioneros y misioneras que trabajan en diferentes partes del mundo. No dejes de ser parte de la Misión de la Iglesia. Recuerda que para quien quiere ser misionero ningún esfuerzo es grande y ningún sacrificio es imposible.