El término “familia” no se encuentra en la Biblia, ya que la Sagrada Escritura fue escrita principalmente en hebreo y griego, mientras que el latín famulus fue un término utilizado en la Antigua Roma para designar a los sirvientes, esclavos o conjunto de criados que alguien poseía y tenía a su servicio. Este grupo, normalmente, estaba constituido por personas emparentadas entre sí, por lo que se fue utilizando para denominar a aquellos que tenían consanguineidad y vivían en una misma casa.
Sin embargo, el concepto de familia si que es bíblico, es aquello que Jesús llama “comunidad” y que se vive en la Iglesia (εκκλησια), término griego que se interpreta como asamblea, reunión, comunidad de fieles unidos por el bautismo, hijos de un mismo Papá y por lo tanto familia de hermanos. En el contexto judío se utiliza el término griego “sinagoga”, derivado del hebreo בית כנסת (Beit knéset) que designa un lugar de reunión o la casa de asamblea.
En el Antiguo Testamento se menciona esta relación familiar a través de la vida de los pequeños grupos o conjuntos sociales. Podemos encontrar distintos tipos de familias, comenzando por la primera pareja formada por un hombre y una mujer bendecidos para procrear la tierra (Gn 1, 27-28), así como familias con situaciones complejas como la conformada por Abraham, Sara, Agar y los medios hermanos Isaac e Ismael (Gn 16-17).
La familia de Jacob estuvo compuesta por él con sus cuatro mujeres, doce hijos y una hija, donde seguramente no fue nada fácil la convivencia, tanto que José fue casi asesinado por sus medios hermanos (Gn 29-37). Interesante la familia constituida por la hija del faraón que adopta a Moisés, un niño hebreo cuyo único vínculo con su nueva mamá es la ternura, el cuidado y el amor (Éx 2,10). También tenemos una familia integrada por dos mujeres, Ruth y Noemi, dos viudas que desafiaron la historia y el contexto cultural en el que vivieron (Rut 1).
En el Nuevo Testamento se nos regala el modelo de familia más conocido configurado por Jesús, José y María (Lc 2, 39-52), la familia tradicional más promovida por el catolicismo, aunque no la única. En el evangelio encontramos una familia de tres adultos que comparten el mismo hogar: Martha, María y Lázaro, tres hermanos que vivían en Betania y eran de los mejores amigos de Jesús (Lc. 10, 38-39. Jn. 11).
Para Jesús la familia va más allá de los vínculos sanguíneos, pues para Él su familia son aquellos que cumplen la voluntad de Dios (Mc 3, 31-35). El concepto de familia de Jesús es más extenso y profundo, pues la familia es un proyecto de Dios no solo para la continuación de la raza humana sino para apoyarnos, construir y bendecir el lugar donde Él nos ha puesto. Así que no hay familia perfecta, pero si hay familias donde vive Dios porque hay amor en ellas.