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P. Juan Juárez

Año nuevo, vida nueva

Año nuevo, vida nueva, es una frase que continuamente escuchamos al comienzo del año, y quizás con ella se reconoce que hay algunos aspectos que no van bien en nuestra vida y estamos dispuestos a aprovechar el tiempo que nos ofrece el nuevo año.

No es raro escuchar en las pláticas con los amigos, con la familia, con los compañeros de trabajo, los famosos propósitos de año nuevo. Muchas veces esos propósitos de año nuevo, son solamente eso, pues conforme pasa el tiempo, y vivimos la cuesta de enero, cada día que pasa nos parece cada vez más difícil llevarlos a cabo.

Año nuevo, vida nueva, más allá de cómo se viva en la realidad, yo creo que si tomáramos en serio esta frase, si dejáramos en el pasado todos aquellos malos momentos, sentimientos, actitudes que hemos vivido en el último año, para muchos de nosotros la vida cambiaría, no seguiríamos llevando pesadas cargas que lo único que hacen es ocultar y no aprovechar las nuevas posibilidades que nuestro Padre Dios nos regala para ser felices.

Otro de los obstáculos que nos impide aprovechar bien el nuevo año, es que son pocos los que dedican un tiempo para ver qué quieren hacer con su vida. Son pocos los que se preguntan: ¿A dónde vamos? ¿Cuáles son nuestros deseos, nuestras aspiraciones? ¿Tenemos una meta en la vida?

En este año se va a realizar el Sínodo de los Obispos que van a reflexionar el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Creo que es una buena oportunidad no solo para los jóvenes, sino también para los que ya no lo somos tanto, de dedicar un tiempo para que a partir de los temas que trata el documento preparatorio, nos ayuden a reflexionar si Dios tiene algo que ver en nuestra vida y cómo estamos respondiendo a la vocación que nos ha dado, teniendo en cuenta aquellas palabras que escribió san Guido: Mi voluntad vivirá de la fe sí, no conforme con las emociones religiosas, me esmero en bien vivir para honrar a mi Dios y usar las energías morales que su gracia infunde en mí; si considero la religión como una fuerza que quiere producir la santidad de mis acciones.

Este año también es una oportunidad para crear una cultura vocacional, es decir, crear un espacio, en donde el nacimiento de grandes proyectos, el despertar y reconocimiento de hermosísimas virtudes y dones que los jóvenes poseen, tengan la fortuna de conocer y profundizar acerca de los temas fundamentales que los ayuden a la toma de decisiones y elecciones que en un futuro bastante próximo ellos han de tener delante de sí.

 Año nuevo, vida nueva, si de verdad queremos dejar atrás lo malo de nuestra vida, debemos seguir el ejemplo de los primeros discípulos que cuando Jesús los llama lo dejan inmediatamente todo, pues si dudaban por un momento, bien sabían que, quien tarda en responder puede perder la gran oportunidad de estar con Él.

 Año nuevo, vida nueva, si de verdad queremos que nuestra vida sea mejor, también nosotros comencemos a cambiar desde ahora, no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy.