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Rafael Aguilar Flores SX

"Reanimados con Cristo Rey"

Con el lema “Pedimos participación ciudadana, exigimos libertad religiosa”, más de 40 mil jóvenes peregrinaron a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete. He aquí algunos testimonios de esta inolvidable experiencia:

“Una de las satisfacciones más memorables para mí en una persona es aquella sonrisa sincera llena de dicha, pero, sobre todo, de agradecimiento a Dios por tener una familia. Y ese es el sentimiento que pude experimentar al vivir esta primera experiencia de peregrinación en conjunto con la familia laica xaveriana. Cada paso que se daba, más allá del cansancio era de alegría, de motivación a mis hermanos y decirles ¡ánimo, que Cristo Rey nos espera! Recibir esa chispa de juventud de nuestra misionera más joven, la madurez de los grandes misioneros, fue para mí una enseñanza pura. Cantar la alabanza de nuestra familia Xaveriana, sin necesidad de verme al espejo sentía cómo mis ojos se llenaban de alegría y pequeñas lagrimas por la emoción tan especial que se sintió al cantar cada una de sus letras tan real y verdadera. Al momento de llegar a la cima, no podía creer que estuviera ahí en ese lugar, parada frente a Cristo, más que nada porque muchos años me aleje de Él, de nuestra Madre la Virgen María y hoy en día me he sentido más unida a ellos. Por ello agradecí esta bendición tan bonita que me han ofrecido, que son dos Misioneros, si con diferente carisma, pero con una misma misión de acompañarme en este caminar y proceso de discernimiento, desde una fraternidad maternal y paternal, así como la integración a dos familias, con hermanos y hermanas espirituales. Ahora sé que, tanto nuestro Dios como nuestra Madre la Virgen María nunca me dejaron sola, al contrario, siempre estuvieron ahí en cada momento, pero ahora acompañados de mi ángel, mi abuelito. Esta experiencia la he vivido a la manera de nuestro fundador San Guido Mará Conforti: lo que impacta es el hecho de que en él no hay nada extraordinario, (no hay milagros, previsiones que se hayan cumplido, penitencias extraordinarias…) sino lo ordinario vivido de manera extraordinaria”. (Diana Islas Martínez – Laica Misionera Xaveriana)

“Para mí la peregrinación al Cubilete es un recordatorio de la presencia de Cristo en mi vida, reconocerlo en la adoración, en la oración, en el frio de la madrugada, en la hermosa mañana, en los cantos y alabanzas, en el esfuerzo y el cansancio de caminar bajo el sol, en el compartir con el otro y en la sonrisa de todos los congregados. Esta experiencia reaviva en mi corazón el amor por Cristo y tantos jóvenes caminando al encuentro de sus brazos abiertos, fortaleciendo mi esperanza y mi fe”. (Marcela Angélica De la Fuente Hernández – Laica Misionera Xaveriana)

“En la Misa de envío en la Basílica de Guadalupe nos dijeron que San Juan Diego tomó la semillita, la plantó con tanto amor y puso toda su fe en ella, luego Dios se encargó de hacer que esa pequeña semillita creciera tan grande. Como joven me impacta porque me siento una entre miles, yo creo, pero encuentro a muchos que no creen, eso me anima a seguir plantando con fe y trabajando por el reino de Dios”. (Lesli Janet Pozos Torres – Juventud Xaveriana)

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“A mí me gustó que a pesar de todo somos un gran equipo, estoy muy orgullosa de cada uno de mis amigos hermanos mfecistas porque cada uno dejamos nuestras actividades de lado para dedicarle tiempo a esta misión. Ha sido una experiencia que compartimos juntos, el camino a la gran meta de llegar hasta la punta del Cerro para escuchar la Santa Misa. La verdad es que no fue fácil, si le sufrimos con el cansancio, la desvelada y el frio de la madrugada, pero el apoyo, los ánimos y las risas no faltaron, Dios nos siga fortaleciendo como equipo y nos lleve a nuevas aventuras de la mano de Dios”. (María Fernanda Beltrán Jiménez – Área III MFC Juvenil Diócesis de Cuernavaca)

“Primeramente quiero agradecer a Dios por habernos permitido aprovechar esta bendecida oportunidad de participar en esta marcha. Desde el principio de este evento pude experimentar cómo a través de ciertas condiciones difíciles que se nos presentaron, como un clima gélido o un camino con dificultades para andar, me fue alimentando un espíritu de gozo. Gracias a un equipo que poco a poco he ido adoptando como mi familia, que me motivaban a no rendirme, a no dejarme caer. Cuando ya no podía más ellas con una gran fuerza de espíritu me reanimaban así hasta lograr llegar a la cima donde noté que ese no era el final de este reto, sino apenas el principio. Ya estando en la cima aprecié la magnitud de lo que estaba viviendo, entendí que con todo este movimiento Dios me ha estado llamando todo este tiempo a luchar por llegar a aquellos jóvenes que necesitan un espacio, un refugio y, sobre todo, conocer un poco de Dios. Ahora entiendo que desde que acepté mi apostolado ha sido Dios quien nos ha ido acomodando uno por uno de acuerdo a nuestros diferentes dones y carismas para que estos tres años de servicio que llevamos, podamos salvar a los jóvenes y adolescentes de Morelos. A través de esta experiencia, Dios me mostró que el camino puede ser duro, pero caminando de la mano de esta gran familia a la que poco a poco nos ha ido llamando a formar parte, ¡todo lo podremos juntos lograr y llegar aún más lejos con ese mismo espíritu y ganas de lograr un cambio en la juventud! (Alfonso Aldair Colín Antúnez – JCD MFC Juvenil Diócesis de Cuernavaca)

“A mí me gustó mucho que, a pesar de ser personas completamente diferentes, todos íbamos con una fe impresionante y muy decididos a llegar al objetivo. Incluso con las adversidades del tiempo y las limitaciones físicas que cada uno tuvimos, con ayuda de la oración y todo el tiempo de la mano de Dios, llegamos a la punta del cerro para poder vivir la Santa Misa y las maravillas que Él creó para nosotros. Agradezco a Dios por el equipo que estamos formando para su servicio”. (Lorena Aretzally Onofre Delgado – Área II MFC Juvenil Diócesis de Cuernavaca)

“Para mí siempre es una gran experiencia el ir a eventos donde se reúnen muchos jóvenes que, en este caso eran de todo el país, porque me hacen recordar que no somos uno o seis, sino que México es católico. Aunque en nuestros entornos pareciera que los jóvenes estamos alejándonos de Dios, me llené de fe, amor, esperanza, motivándome a seguir adelante. Gracias a mi equipo no me siento sola en este apostolado. Ver tantos jóvenes me motiva para seguir este camino de Dios, ver cómo la fe que todos teníamos nos hizo llegar a la cima a pesar de las adversidades y el cansancio, además de sentir la energía que todos teníamos sin importar qué tan difícil sea el camino, pues la grandeza de Dios siempre estará esperándonos en la cima”. (Andrea Gabriela García Montero – Área V MFC Juvenil Diócesis de Cuernavaca)

“Creo que siempre será un honor poder participar en actividades como ésta y ser parte te tantos jóvenes que, a pesar de vivir diariamente en el mundo, siguen siendo tan alegres y tan capaces de ser diferentes y demostrar cuánto amor le tienen a Dios. Cada paso que dimos en esta caminata tuvo sentido, nuestra meta era clara, llegar al lugar más alto que hemos conocido, los pies de Cristo Rey. Si, en lo personal, fue cansando, pero yo lo ofrecí por varias necesidades y tenía mucha conciencia de que nunca volvería ser tan joven como ahora para disfrutarlo de esta manera, así que rendirme no era una opción. Al final, cuando vi cuánta gente había, me sentí muy confortada a pesar del cansancio físico, me sentía muy alegre de saber que no estamos solo. También me sentí muy agradecida de pertenecer a este grupo con personas tan bonitas que están dispuestas a dejar sus múltiples actividades para seguir los planes de Dios, quien nos ha recibido con los brazos abiertos. Esta experiencia me recargó de energía para seguir trabajando con muchas ganas”. (Ma. Fernanda García Montero - Área VI MFC Juvenil Diócesis de Cuernavaca)

“La verdad estuvo muy padre y, a pesar del cansancio, ¡se logró llegar a la cima! Ver a tantos jóvenes reunidos, hizo que se me enchinara la piel, cantar con todos, y ver que somos más de lo que nos imaginamos. Incluso personas mayores que con toda la actitud van subiendo y te echan ánimos, y van cantando y danzando, fue realmente una recarga espiritual. También me gustó mucho la Misa, porque todos los jóvenes cantaban sin importar si estaban afinados o no. Fue una sensación de mucha alegría saber que todos nos unimos a un mismo propósito y bueno, ni se diga la convivencia con el equipo, que ya son familia para mí”. (Yari Hernández - Área IV MFC Juvenil Diócesis de Cuernavaca)

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Que estas experiencias nos motiven a seguir trabajando por el Reino de Dios, donde todos somos parte de una sola familia en Cristo. ¡Nos vemos el año que viene!

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