Skip to main content
Xavier Barrón González

¿Cómo conseguir un amor sano en medio de tantos mandatos, obligaciones y diferencias que tienen los individuos dentro de un vinculo amoroso?

Para tratar de acertar en alguna posible respuesta es que lo primordial seria que la respuesta se encuentra en el otro. Amamos a un otro, amamos la otredad del otro. Y amamos al otro en cuanto es libre.

Se dice que el amor se da a primera vista a primera impresión primero desde una atracción física en él o en ella hay algo que te cautiva, desde su forma de vestir, de actuar y como segundo paso se va al dialogo aquí se puede generar la etapa del enamoramiento y se trata de conocer por el dialogo a esa persona, desde sus gustos, pasatiempos, hasta que si hay un buen clic en ambos se puede llegar a una relación amorosa de noviazgo, pero ¿qué sucede actualmente cuando ya como tal mantienen una relación y la etapa del enamoramiento ha pasado? Eso implica responsabilidad de ambas personas, comunicación, respeto y seguir conociéndose para poder seguir mantenido una buena relación, implica confianza, y seguir cultivando ese amor mutuo. Pero ¿qué sucede cuando se vuelve una relación toxica manipuladora y controladora? Principalmente pienso que ahí se comienza a perder el amor, porque si insertamos mandatos, si lo controlamos, si le decimos que puede o no puede hacer, si revisamos con quien se escribe y como vive el otro pierde su individualidad, aquella que buscamos amar.

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo disculpa, todo cree, todo espera, todo lo soporta. El amor verdadero jamás se extingue. (1 Corintios 13:4-8a)

Un vínculo que manipula no puede ser amor sano, un vínculo que obliga, que fuerza, que hace que el otro sea lo que no es, que actué como no actúa, impide la creación de un amor verdadero, destruye el mismo amor en el que se sustenta la relación. No invadamos la individualidad del otro, porque nos quedaremos sin nada a lo que amar.  

Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. (Colosenses 3:14)