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17 Febrero 2024
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La Palabra

I Domingo de Cuaresma - Ciclo B
P. Rubén A. Macias Sapien sx

“Se ha cumplido el tiempo…”

Mc 1, 12-15

Estimados hermanos y hermanas, al iniciar nuestro tiempo de cuaresma, en este primer domingo, la liturgia nos pide de nuevo meditar el evangelio de las tentaciones (Mc 1,12-15); como cada año, al inicio del camino cuaresmal, estamos llamados a descubrir a Jesús que asume nuestra realidad humana caracterizada por la tentación, por la fragilidad ante el mal que se nos propone y nuestra dificultad a vencerlo, pero también llamados a creer y confiar en su victoria que abre para todos nosotros, los creyentes en él y su Palabra, nuestra propia victoria sobre el mal. Estamos llamados a ir con Jesús al desierto y enfrentarnos también en lucha contra el mal y vencerlo.

En el mensaje del papa Francisco para esta Cuaresma, se nos invita a vivir la cuaresma como un “éxodo”, un caminar en el desierto guiados por Dios para alcanzar la libertad. “La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida” (Mensaje de Cuaresma 2024, Papa Francisco).

Meditando el evangelio de hoy, surgen en mi interior tres ideas principales, a través de las cuales Dios nos educa y nos guía en este proceso de libertad llamado cuaresma:

  1. La primera, ciertamente, es la realidad de nuestra fragilidad y el combate que debemos llevar a cabo si queremos seguir a Jesús. El papa nos recuerda en su mensaje que la Cuaresma es un tiempo de lucha: “Seguir al Señor implica una lucha, que el libro del Éxodo y las tentaciones de Jesús en el desierto nos narran claramente. A la voz de Dios, que dice: «Tú eres mi Hijo muy querido» (Mc 1,11) y «no tendrás otros dioses delante de mí» (Ex 20,3), se oponen de hecho las mentiras del enemigo”. (Papa Francisco, Cuaresma, 2024). Él lo experimentó, hoy recordamos este combate, esos 40 días en el desierto, donde “fue tentado por Satanás”, dice el evangelio. Pero esos días terminaron, pasaron rápido, y Jesús permaneció solo 40 días ahí y, después de ello, siguió su camino.
  2. He aquí la segunda idea que me llama más la atención: pasado esos días, habiendo vencido, Jesús se pone a anunciar la Buena Nueva de su victoria, “se fue a predicar el Evangelio de Dios”; porque ha vencido, porque ya no es cierto que Satanás puede dominarnos siempre. Al recordar las tentaciones de Jesús, al inicio de la cuaresma, queremos recordarlo como Buena Noticia, queremos recordar su victoria y en él emprender nuestro combate, porque “el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca”
  3. He aquí la tercera y maravillosa idea de este primer domingo de cuaresma: “el tiempo se ha cumplido”, por lo tanto, ya no hay que esperar, el “reinado de Dios” ya es un hecho, eso que tanto deseamos y necesitamos ya es un hecho. El vocablo griego utilizado en el evangelio no es “kronos” que hace referencia al tiempo cronológico formado por horas, días; el término usado es “Kairos”, que también significa tiempo, pero un tiempo especial, significativo, que marca la historia, el tiempo por excelencia, un hito a partir del cual comienza una nueva época en la vida de una persona o de una comunidad, un momento en el que es Dios mismo actuando en la vida humana. Al afirmar que “el tiempo se ha cumplido” Jesús nos dice que el tiempo salvífico por excelencia es el tiempo presente, que no cabe ya esperar nada del futuro, pues todo ha sido dado en el presente. Iniciamos la cuaresma con esta conciencia: tenemos ya ahora, en el tiempo presente, la posibilidad de ser felices, de alcanzar la plenitud, pues el Hijo de Dios ha inaugurado el tiempo especial de gracia, de salvación, trayendo consigo el Espíritu que habrá de ser donado a quienes lo sigan”. Ante esta inminencia no nos queda otra que “convertirnos y creer en el Evangelio”.

Hermanos y hermanas, “acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Es tiempo de conversión, tiempo de libertad. Jesús mismo, como recordamos cada año en el primer domingo de Cuaresma, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado. A diferencia del faraón, Dios no quiere súbditos, sino hijos. El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud”. (Mensaje del Papa Francisco, Cuaresma 2024).

El tiempo de cuaresma llega, pues, como un tiempo de gracia, un tiempo de gozo, no solo de penitencia, de tristeza o sufrimiento, antes que nada, es un tiempo para creer, para esperar, para amar. Es un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad. Jesús ha vencido al tentador, nos ha anunciado la Buena Nueva de su victoria, del inicio del tiempo de la gracia, de la salvación, entonces vayamos pues, vivamos nuestro combate de cuaresma con esa alegría, fija la mirada en Cristo que vence y demos inicio al tiempo del Reinado de Dios en nuestras vidas. El tiempo se ha cumplido, el Reinado de Dios es ya una realidad en ti, en mí, en aquellos que siguen a Jesús. ¡Buena Cuaresma!

P. Rubén Antonio Macias Sapien sx

Misionero Xaveriano

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