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Marcela de la Fuente, Roberto Vega Juárez sx, Lidia Gil

Muchas experiencias, un solo regalo. El espíritu de familia en el carisma Xaveriano. Parte II

Laicado Xaveriano, Comunidad de Teología CDMX.

La universalidad de este regalo, a la cual nos referíamos en nuestro escrito anterior, nos permite encontrarlo en el día a día. Si tenemos el corazón abierto y estamos dispuestos a ser instrumentos de Dios, son pequeñas acciones las que nos permiten ir viviendo y construyendo esta familia universal en Jesucristo. Esperamos que los siguientes testimonios sean de gran inspiración para todos.

Foto la buena para Escrito 2

Mons. Conforti nos invita a construir la fraternidad mediante la oración y transmitirla mediante el anuncio a nuestro prójimo. Recuerdo que, durante una actividad de entrega de despensas, nos tomamos un momento para hacer una pequeña oración antes de iniciar. Estábamos quienes recibirían las despensas, quienes organizaron la entrega y nosotros. Nos vimos directamente a los ojos (pues con cubrebocas no hay más opción) y nos reconocimos como hermanos. Agradecíamos el encontrarnos, tener la posibilidad de compartir y recordar a quienes no estaban o sufrían por alguna causa. Finalizamos y de haber podido seguro nos habríamos abrazado. Fue ese momento, espontáneo y sencillo, en el que pude reconocer el significado tangible de la fraternidad, y el de poder reconocer y recibir a Dios en nuestros semejantes.

Marcela De la Fuente

Al interno del grupo del Laicado de la CDMX, me maravillo de constatar que, a pesar de que se conocen desde hace poco tiempo, se quieren y aprecian como familia. Frente a alguna actividad programada, todos se apoyan, dan lo mejor de sí y se sienten parte de ella, siempre tienen en su mente y corazón que lo que realizan es para que Cristo sea por todos conocido y amado, así como lo deseó y buscó nuestro fundador.

En comunión con la comunidad de teología, es de admirar la gran donación y colaboración con la cual se han integrado en algunas de las actividades, y cómo desde su sencillez y posibilidades, pone en práctica su ser misionero, y desde su propio estilo de vida como Laicos se preocupan continuamente por seguir propagando la Buena Nueva de Cristo con palabras y obras en cualquier lugar donde cada uno de ellos se encuentra.

Roberto Vega Juárez S.X

El primer día en la casa de Teología, me acercaba tímidamente a la puerta pues no sabía si estaba en el lugar correcto. Me topé con uno de mis hermanos quien, sin conocerme previamente, me recibió como si fuésemos amigos de toda la vida. Desde entonces, son innumerables las veces en que he experimentado el espíritu de familia y veo que proviene de apreciar y respetar a los otros por el hecho de ser hijos de Dios. Mis hermanos, consagrados y del grupo de laicos, nunca pierden de vista la dignidad de la persona, son sensibles ante las distintas realidades que viven, pero ante todo les respetan y aprecian porque son hijos de Dios. Esa fraternidad me inspira a salir al encuentro de los demás con esta visión de hermandad, porque me parece una manera de hacer patente el amor de Dios entre aquellas personas que me rodean.

Lidia Gil.

Preservar y compartir este regalo, requiere de nuestro esfuerzo consciente y constante, por ello, Mons. Conforti nos dejo una guía clara que no debemos olvidar:

“Cada uno, por lo que a él le corresponde, esfuércese por conservar diligentemente el vínculo de esta unión santa evitando todo lo que pudiera debilitarla. Reprima en sí el egoísmo individual, el espíritu de censura y de murmuración, la tendencia a las disputas y a las singularidades, la manía de lucirse y sobresalir en todo. Todo debe ser generosamente sacrificado sobre el altar de la concordia fraterna, que hace agradable la convivencia y consolida y hace prosperar las instituciones.”

Que sea por todos conocido y amado, nuestro Señor Jesucristo.